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Nos hospedamos en Villa Ilicitana, una parcela genial de unos buenos amigos de Elche, (Devora, Juanan, Noa y Neil) que hemos tenido la suerte de conocer en el último año que hemos estado en Suiza.
Nos ponemos en marcha… “Comienza la aventura”.
(El día antes de partir nos hacemos 90km, con las bicis sin alforjas. Un ida y vuelta del camping a Baar, nuestra antigua residencia. ¡Un buen entrenamiento antes de comenzar a rodar hacia Almería!).
Salimos a las 06:00 llegamos a las 11:00.
Muchas cuestas empinadas, en una de ellas tenemos que bajarnos de la bici porque además de muy empinada, es muy larga. (1.8km en 110m, pendiente del 6%) Merece la pena el esfuerzo, los sitios son preciosos y las vistas formidables. Se nos cruza un cervatillo por el camino y se va dando saltos por un campo de trigo como si fuese un conejo.
Nada más llegar al destino, comemos a la sombra en la estación de tren, hace mucho calor máximas de 36°.
La estación es grande y tiene un supermercado donde compramos algo de pan y ¡gazpacho Alvalle! Riquísimo y fresquito. Nos vamos al río Aare, donde pasamos la tarde, el agua está buenísima y tenemos sombra… ¡que más se puede pedir!. Dormimos usando Warmshower en el piso de Thomas, un alemán muy simpático con muchos kilómetros de bicicleta que nos aconseja por donde circular y dormir al aire libre cuando pasemos por Francia. Cenamos hablando de viajes y experiencias en Suiza.
Salimos a las 08:30 llegamos a las 12:00.
La ruta es bastante llana y el día muy fresquito, máximas de 24°.
Comemos en Pittalia unas Pitas riquísimas, totalmente recomendable comer aquí si se pasa por Solothurn, todo hecho casero. Nos vamos al rio Aare a bañarnos y pasamos una tarde muy fresquita. Mucha gente nos pregunta por nuestro viaje, las cosas que llevamos en la bici e incluso hacen fotos de las bicis. Un alemán que iba con su bici, tras charlar un rato con nosotros, nos ofrece su casa para dormir, es maravilloso ver cómo la gente está dispuesta a ayudarnos y apoyarnos en nuestra aventura. Le decimos que no porque ya tenemos donde pasar la noche.
Nos hospedamos en la preciosa casa de un matrimonio de jubilados encantador, Bernadette, de Bélgica, y Robi, un arquitecto suizo. (La casa la diseñó el). Nos tomamos un aperitivo en su precioso jardín acompañados de su hija, yerno y nieta. Después los 4 pasamos una velada apasionante hasta las 00:30 compartiendo aventuras. Hemos aprendido muchas cosas de ellos y nos han dado confianza para viajar por España con la bici, pensábamos que quizás no era muy seguro. Pero ellos se han recorrido España de norte a sur y han tenido una muy buena experiencia. Han viajado en bicicleta por medio mundo y nos han dado buenas referencias y consejos. ¡Una pareja espléndida!
Salimos a las 08:30 y llegamos a las 11:30.
Ruta totalmente llana (carril bici por carretera) y temperatura excelente, máximas de 25°.
Los paisajes preciosos y circulamos bastantes kilómetros cerca del rio Aare. Al llegar nos dimos una vuelta por el centro de la ciudad, nos sentamos en una terracita a comer algo y a las 16:00 nos fuimos a la casa donde nos íbamos a hospedar. La casa de Marie Theres und Michael, unos apasionados de la bicicleta, llevan toda la vida juntos y han recorrido medio mundo en tándem, una pareja admirable. Además tenían todo tipo de bicicletas. La casa era una típica casa suiza de madera con más de 100 años muy bien conservada. Nos bañamos en el río Aare (que está en la puerta de la casa) con Marie Therese, después nos dio las llaves y nos fuimos a pasear. Cuando llegamos ya estaba en casa Michael (que llegó del trabajo), un ingeniero mecánico que nada mas ver mi bici, nos dijo que mis alforjas delanteras no iban bien y se puso manos a la obra… Diseñó para cada alforja, con la ayuda de Javi, una pieza de acero inoxidable a medida que encaja perfectamente en los porta alforjas. Quedamos maravillados. Además modificamos el manillar de mi bici y otras cosas. Nos dio muchos consejos y sugerencias que aplicaremos durante el viaje, porque nos dieron las 23:00. Luego seguimos compartiendo aventuras y experiencias hasta las 01:00, acompañado de un té y una tarta de grosellas hechas por Marie Therese. ¡Un día increíble!
Salimos a las 06:30 llegamos a las 11:00.
Fresquito por la mañana, por la tarde más calor, máximas de 28°.
Una ruta preciosa por pista atravesando el bosque, pueblecitos y muchos campos de cultivo. Llegando a Neuchâtel capital los carriles bici por carretera están muy bien señalizados. La gente nos sonríe y saluda por la calle.
El lago impresionantemente grande, el agua cristalina y la ciudad preciosa.
En el centro hay Wifi gratis. Comemos, nos bañamos en el lago, disfrutamos de la tarde y Javi aprovecha para cambiar las zapatas y arreglar los enganches de las alforjas de su bici (un consejo que le dio Michael), ahora son más fáciles de poner y quitar.
Nos hospedamos en casa de Caroline y sus dos preciosos y graciosos pequeños, Tim y Kevin. La casa está en lo alto de Neuchâtel, Cormondrèche, y para subir tenemos que bajarnos de las bicis y tirar de ellas de puntillas…. ¡Unas cuestas empinadísimas! (40 minutos para subir 1km). Cuando llegamos nos dijo que había otro camino menos empinado…. A veces pasan estas cosas por poner en el GPS camino de bicis. Todo está lleno de viñas, cuando íbamos subiendo pensábamos que estábamos llegando a Falcon Crest.
Al aparcar las bicis nos damos cuenta que a una de mis alforjas trasera se le han roto los enganches… Por suerte no se me cayó por el camino y Javi la fijó con unas cuerdas.
Vino un amigo de Caroline, Jean Daniel, y cenamos una Fondue buenísimas acompañada de vino blanco de la zona bien fresquito. Estuvimos compartiendo aventuras, ellos han hecho muchas rutas en bici, Jean Daniel es un loco de la MTB. Una velada muy divertida. Cuando se moja el pan el la Fondue, si se pierde en el queso, hay que cantar una canción. Caroline nos dejó su cama y durmió en el cuarto de Tim. Una familia muy dulce y simpática. Hoy hemos sentido una gran emoción, ya que hemos pasado por el camino que en marzo del 2014 fue nuestra primera ruta en bici (Baar-Ginebra ida y vuelta). Cuando hicimos esa ruta fue cuando nos enamoramos de la bicicleta, de viajar en bicicleta y soñamos con que algún día iríamos a Almeria desde Suiza en bici… Nos ha envuelto una sensación de satisfacción, alegría, plenitud, libertad y emoción al pasar por un puente (el que fue “nuestro primer puente”, estrecho, de madera, tan alto, al lado de una vía de tren atravesado con la bicicleta) que no hemos podido seguir avanzando sin parar y abrazarnos llorando de alegría por ver nuestro sueño cumplido. Hoy hemos sido conscientes de que esto acaba de empezar… “Somos nómadas sobre ruedas” y esta va a ser la primera aventura en bici de muchas, muchas más… Y siempre juntos hasta el final de los días.
Salimos a las 08:30, (desayunamos con Caroline y sus hijos) y llegamos a las 13:00.
Máximas de 33°.
Muchas cuestas bastante empinadas atravesando muchos pueblecitos y todo lleno de viñas. Vemos un castillo enorme, muy bonito y habitado. Un camino precioso con vistas al lago Neuchâtel, los Alpes y la cordillera del Jura.
A las orillas del lago atravesamos un camino muy estrecho y empedrado, (camino de cabras, ideal para MTB) tenemos que bajarnos de las bicis y andar 1km, ¡las bicis iban botando! Hoy ha sido una etapa dura, ¡pero lo hemos conseguido!
Al llegar fuimos a un centro comercial para buscar unas cosas en una tienda de deportes, no teníamos donde dormir y pensamos buscar un B&B. Mientras esperaba junto a las bicis a qué Javi saliera de la tienda, una mujer se me acercó para preguntarme que a donde íbamos con esas bicis tan chulas, cuando se lo expliqué me dio la enhorabuena por el proyecto de viaje y me pregunto que dónde íbamos a pasar la noche, porque esa noche daban tormenta. Cuando le dije que íbamos a buscar un B&B, me dijo que me esperase y fue a hablar con su marido. A los pocos minutos se acercaron los dos y nos ofrecieron su casa para dormir.
¡Increíble! Karen y Nicola, sin conocernos de nada, nos dieron su dirección, teléfono y nos dijeron que llegásemos cuando quisiéramos, que la puerta estaba abierta. Una casa preciosa, de más de 100 años, con una decoración muy botita de muebles antiguos y un jardín muy acogedor, precioso y lleno de flores.
Para llegar a la casa tuvimos que tirar de las bicis andando unas cuantas cuestas, pero mereció la pena… Cuando llegamos Nicola estaba jugando con su hija Ella, nos enseñó la casa, nos duchamos, nos puso una lavadora, nos dio una cerveza y cuando llegó Karen nos dijeron que cenásemos lo que quisiésemos que ellos se iban a una fiesta.
Nos dejaron solos en su acogedor hogar, sin conocernos de nada. Ademas nos ofrecieron quedarnos más días si queríamos.
Estas maravillosas personas son ángeles, nuestros ángeles de la guarda.
¡Una pareja excepcional!
Salimos a las 07:30 y llegamos a las 10:30.
Buena temperatura, máximas de 22°.
El camino con cuestas moderadas y largas, muchos campos de cultivo y vistas espectaculares.
Cuando empezamos el viaje los campos estaban llenos de trigo, ahora el trigo está recogido y los rollos de alpacas preparados para almacenar.
Nos hospedamos en la casa de una magnífica familia, que sin conocernos y estando de vacaciones, nos han abierto las puertas de su casa. Los vecinos, muy simpáticos (el francés y ella hija de españoles) tenían las llaves y nos acompañan para abrirnos y enseñarnos la casa. Nos hemos duchado en la casa y dormido en su precioso jardín. (Soy alérgica a los gastos y tienen una pareja con 4 gatitos).
Hemos estado tranquilos, cocinando con nuestro fuego portátil, editando vídeos y reponiendo fuerzas. La casa es muy bonita, con un jardín muy fresquito y cómodo, teníamos ganas de montar nuestra tienda de campaña y a sido perfecto. Hoy hemos hecho menos kilómetros porque ayer fue un día duro y necesitábamos descansar. Hemos estado muy a gusto, un sitio muy tranquilo y rodeado de verde.
Espero que algún día nuestros caminos se crucen y podamos conocerlos en persona.
¡Una familia adorable!
Salimos a las 08:30.
Hoy máximas de 34°.
Hacemos una parada en Allaman para comer y refrescarnos en el lago Leman y continuamos hacia Nyon, llegamos a las 15:00. El camino con cuestas moderadas, por medio del bosque excepto los últimos 20km que vamos por un carril bici muy amplío, elevado y paralelo a la carretera. Atravesando los bosques se respira tranquilidad, huele a hierba fresca y madera recién cortada. Un camino precioso lleno de árboles enormes. Nos tenemos que bajar de las bicis 2 veces porque el camino está bloqueado por camiones de los forestales. Estaban cargando troncos largos y gruesos con unas pinzas enormes. Pasamos la tarde en un sitio muy chulo con mucho ambiente, con césped y sombra, merendamos y nos bañamos en el lago. Es genial poder refrescarse y descansar a la sombra, carga las pilas. No teníamos casa para dormir esta noche, Javi escribió a dos Warmshower a las 15:00 y habíamos pensado dormir al aire libre ahí mismo. Pero a las 17:30 unos de ellos nos dice que si.
Nos hospedamos en el piso de Nathan y Delphine una pareja de jóvenes encantadores y amables. Su piso tiene unas vistas espectaculares al lago Leman y los Alpes.
A pesar de haberles escrito tan justos de tiempo, nos han dicho que si y nos han preparado una ensalada fresquita de verduras de la zona y un humus de berenjena, hecho por ellos, con un pan buenísimo. Cenamos hablando de viajes, Suiza y agricultura, Delphine es ingeniera agrónoma. Nathan es ingeniero electrónico, nos explicó que está trabajando para una Startup desarrollando luces por radiofrecuencia. Se trata de una bombilla con una aleación de metales que al aplicarle las ondas de radio con una determinada frecuencia pasa a estado de plasma e ilumina con el espectro completo de ondas de luz, luz como la del sol.
¡Una pareja muy interesante!
Máximas de 31°.
Desayunamos con Delphine y Nathan y salimos a las 10:00 porque cuando vamos a coger las bicis nos encontramos la rueda trasera de la bici de Javi pinchada…. Por suerte no se desinfló de camino. La reparamos y continuamos. Vamos por carril bici paralelo a la carretera, muy amplio y bien delimitado. Bastante plano.
Llegamos a las 12:00. Hoy hemos hecho pocos kilómetros porque queríamos disfrutar de “nuestro último día en Suiza”.
Hemos parado en un taller para reparar el eje de la rueda trasera de Javi y el mecánico no le ha cobrado nada, un portugués muy simpático, amable y servicial. Le hemos comprado parches de pegamento y 3 cámaras. Los parches autoadhesivos no van muy bien para reparar pinchazos, los usamos para reparar una alforja de Javi, que el día anterior rozó con un muro y le hizo un pequeño agujero, se ha quedado como nueva. Mucho tráfico de bicis en Ginebra, carril bici por todos lados con sus propios semáforos.
Al llegar a Ginebra, lo primero que hicimos fue sentamos en un banco a la sombra para bebernos un gazpacho. (Se está convirtiendo en un ritual, está tan fresquito y a tope de vitaminas… ¡Nos carga de energía!). A los 5 minutos de sentarnos, una mujer de la edad de nuestras madres que iba con su bici, se ha parado para hablar con nosotros y nos ha ofrecido su casa para dormir, es increíble cuanta hospitalidad, le hemos dicho que no porque ya tenemos casa. Organizamos las rutas de los días próximos y nos vamos a una playita muy chula en el lago Leman, el agua transparente, con arena blanca y restos de almejas, incluso rompían las olitas en la arena.
¡Nos ha encantado, parecía una playa!Comemos, descansamos, contemplamos Ginebra y por la tarde nos vamos al piso de Caroline y Yoan (francés), una pareja de jóvenes muy simpáticos y encantadores, donde pasamos la noche. Durante la cena estuvimos compartiendo aventuras y hablando de nuestros trabajos y Suiza. La gente de la parte francesa apenas conoce la parte alemana. Después nos fuimos a dar un paseito y nos llevaron a un puente con vistas al centro.
El piso, antiguo y muy bonito, (más de 100 años y con techos muy altos) está al lado del centro. Justo debajo del puente está la unión de dos rios, (Rhône y Arve) los colores de cada rio son diferentes y hacen una raya perfecta que los delimita, muy curioso.
¡Una pareja genial!
Salimos a las 06:00.
A los 15 minutos y después de subir nuestra cuesta matutina, se pone a llover…
¡Suiza llora nuestra marcha!
La tormenta dura unos 40 minutos, mientras comemos algo y a las 07:00 retomamos la ruta. A los 11km cruzamos la frontera, ¡Ya estamos en Francia! Sentimos una mezcla de emociones…
Estamos contentos por ver nuestro sueño realizado, volver a España en bici, y cruzar la primera frontera en nuestro camino después de 347km…
¡Ha sido sensacional! También sentimos nostalgia, en Suiza hemos sido muy felices, hemos aprendido mucho y crecido como personas. Hemos vivido la mitad de nuestra vida juntos en Suiza, casi 12 años de los casi 24 años de relación como pareja. Hemos conocido a muy buena gente, incluidos nuestros compañeros de trabajo, y aunque no hemos tenido hijos, en Suiza es donde ha nacido nuestro amor por la bicicleta, por viajar en bicicleta.
Salir de Suiza viajando en bici ha sido una estupenda despedida de este precioso y magnífico país y su gente, ya que por el camino hemos tenido la suerte de conocer a más gente extraordinaria y con un gran corazón. Nos han acogido en sus casas, nos han dado consejos para nuestro viaje y nos han cargado de confianza y coraje para tirar a delante con nuestra aventura. Nos vamos con el corazón lleno de gratitud y felicidad.
¡GRACIAS POR TANTO!
Llegamos a nuestro primer destino en Francia a las 10:30. El camino por carreteras comarcales atravesando pueblos de montaña, mucha cuesta empinada, y llegamos a un pequeño pueblo precioso con unas vistas formidables.
Hoy Máximas de 36°.
La casa en la que nos hospedado hoy es muy bonita y acogedora. Nos sentamos tranquilos a la sombra y comemos algo (necesitamos energía) mientras llegan Kalima, Sylvain y sus pequeñas Cleo y Alma. Una familia muy dulce y amistosa. Nos reciben con los brazos abiertos, nos sentimos como de la familia. Hablan muy bien español, a pesar de que lo aprendieron en un periodo de 15 meses, cruzando en bici desde Vancouver hasta el sur de Chile (unos amantes de la bicicleta). No habían hablado español desde el año 2020, unos máquinas.
Dejamos las cosas y nos vamos dando un paseo de 30 minutos hasta un rio muy bonito, con piedra blanca y una cascad, donde nos bañamos y refrescamos. (Sylvain nos ofreció su coche para ahorrarnos la caminata y el calor, pero a nosotros nos gusta el movimiento).
Nos volvemos paseando 40 minutos, disfrutando de las maravillosas vistas, nos duchamos y nos preparan una súper cena. Nos dicen que saben lo importante que es una buena cena para reponer fuerzas.
A pesar de que venían de trabajar, continuaron trabajando en casa y atendiendo a sus dos pequeñas, nos hicieron todo, no nos dejaron que les ayudásemos. Cenamos compartiendo nuestras aventuras pasadas y planes y sueños futuros.
¡Una pareja con un gran corazón que han formado una familia muy linda!
Máximas de 35°.
Salimos a las 06:15 y llegamos a las 16:00.
A los pocos kilómetros la rueda de Javi se vuelve a pinchar,
¡2 pinchazos en 48 horas!
Nos damos cuenta que el problema está en la banda que va en la llanta, la banda pellizca la cámara y Javi lo arregla pegando en la llanta cinta Gorilla. La cinta queda como anillo al dedo, el ancho es perfecto y la llanta queda genial…¡Continuamos!
A los pocos kilómetros paramos en un Carrefour a reponer provisiones. (Hacía unos 2 años que no habíamos estado en ninguno, nos hace ilusión) Seguimos la ruta por carretera, subimos dos puertos de montaña. El segundo atravesando Los Alpes franceses, literalmente, pasamos por dos túneles e íbamos con paredes de piedra altísimas a cada lado, ¡fue impresionante! Después la ruta continuó cerca de un río y a través de pueblecitos.
Seguimos estando rodeados de montañas enormes, pero ya con más amplitud, pasamos de garganta a valle. Estabamos intentado hacer un directo en Twitch pero estábamos muy perdidos y no había cobertura, hasta que por fin lo conseguimos… Nuestra primera emisión en directo sobre ruedas, en plena ruta. Y lo conseguimos porque pasamos a carril bici en carretera con civilización… Fue una ruta muy variada.
Aunque ya las vistas no eran tan bonitas, lo pasamos bien, sobretodo, porque en lo más llano de toda la ruta, cuando ya nos quedaba poco para llegar al destino, nos encontramos con la carretera cortada porque ¡estaba recién asfaltada! Así que nos tocó bajarnos de la bici y tirar de ellas 2 kilómetros a pie, por el arcén lleno de hierba, desnivelado y con algunos boquetes… ¡Así es la aventura!
Un kilómetro antes de llegar a la casa donde nos hospedábamos, nos paramos a tomarnos unas cervecitas y hacernos unos bocadillos mientras seguíamos emitiendo, ¡fue divertido!Nos hospedamos en la preciosa casa de Marie y Bernard, una pareja entrañable y hospitalaria. Fue un día muy caluroso y para llegar a su casa tuvimos que subir cuestas, llegamos sudando. Nos ofrecieron bañarnos en su piscina, nos dieron un refresco y nos tumbamos a la sombra en su precioso y colorido jardín. Nos sentimos como en casa de nuestros abuelos, muy mimados. Marie nos puso una lavadora, nos hizo la cena, una tarta riquísima y luego se fue porque tenía una reunión… una mujer muy activa. Habla 4 idiomas, entre ellos español.
Durante la cena compartimos aventuras, aunque nosotros somos unos novatos.
Ellos se han recorrido todo el mundo y con mochila, andando por desiertos, con los nómadas de las montañas en Irak, viviendo y comiendo con las gentes de cada país tal y como lo hacen ellos.
Los dos son mayores de 70 años, pero tienen un espíritu aventurero envidiable, aún tienen aventuras por vivir. Nos despedimos de Bernard por la noche y Marie se levantó temprano para hacernos el desayuno y despedirse de nosotros. Nos fuimos con las pilas cargadas y con una gran admiración hacia a ellos.
¡Son un ejemplo a seguir!
¡Una pareja fantástica!
Salimos a las 06:30 paramos para comer a las 13:30 a 64km, máximas de 35°.
Hoy hemos cogido la Vía Verde por primera vez, ruta bastante plana y bonita, atravesando muchos pueblecitos y también carretera con carril bici. Vamos emitiendo en directo en Twitch, acompañados de nuestro pelotón, que nos da ánimos y nos transmite su apoyo, además de que es un pelotón muy divertido.
Bajamos muchas cuestas con curvas cerradas, es emocionante y la adrenalina se nos dispara. Vamos por las faldas de los Alpes franceses, las vistas son impresionantes. Antes de parar a comer nos encontramos una fuente donde nos refrescamos.
Retomamos la marcha a las 15:15, fresquitos y con energía, aunque hace calor y tenemos que subir algunas cuestas largas, pero ya falta poco para llegar y hoy dormimos en un hotel.
Nos vamos a tomar el fin de semana libre, el domingo 23 es mi cumpleaños y lo vamos a celebrar tomándonos un descanso bien merecido.
Llegamos a las 16:30, por Grenoble pasa el rio Ródano, a partir de aquí iremos circulando por la Vía del Ródano, que es bastante plana, hasta llenar al Mar Mediterràneo. En el hotel podemos guardar las bicis sin problema, está bien situado y el personal es muy agradable. Nos damos una ducha, paseamos un poco y a la cama bien temprano, tenemos retraso de sueño porque nos hemos estado acostando muy tarde todos los días y levantándonos temprano.
¡Vamos a cargar las pilas! Hoy hemos batido nuestro primer récord…
¿Haremos algún día una etapa de 100km?
Desayunamos en el hotel los dos días, hay que pagarlo a parte y es bufet libre, está muy bien y comemos bastante para empezar el día con energía. Lavamos la ropa, editamos vídeos, nos ponemos al día con las redes sociales e incluso nos hacen una entrevista en directo en Twitch. Paseamos un poco por los alrededores, comemos algo y nos echamos una siesta. Estamos cansados y no andamos demasiado, es una ciudad muy grande y queremos reponer fuerzas. Han sido muchas las emociones que hemos sentido en estos días.
Viajar en bici, conocer tanta gente, ver tantos paisajes diferentes, hablar en idiomas diferentes (hemos hablado español, alemán, inglés, chapurreado francés)…
Hemos cambiado de vida radicalmente, lo hemos dejado todo (trabajo, casa, coche, todas nuestras pertenencias y el país en el que hemos vivido los últimos casi 12 años) y ahora cada día es un día lleno de emociones, aventura, retos, diversión, adrenalina… Tenemos muy poco, solo lo que necesitamos para comer, beber, asearnos, dormir y transportarnos.
Somos muy felices y mantenemos lo más importante, salud y amor. Nos sentimos llenos, pletóricos, hemos estado mucho tiempo concentrados y esforzándonos es conseguir nuestro objetivo, nuestra meta, nuestro sueño…
Y ahora lo estamos viviendo, disfrutando, sintiendo, cada segundo del día inspiramos y espiramos felicidad.
No todo es perfecto, pero eso es un aliciente más. Esta meta alcanzada es la salida hacia nuestra nueva vida, porque la vida comienza donde acaba la zona de confort.
Máximas de 29°.
Después de dos días de descanso, comiendo y durmiendo bien, estamos a tope ¡Vamos a andar millas! Salimos a las 10:00, paramos a comer de 12:45 a 14:00 y llegamos a destino a las 15:45.
El camino genial, todo carril solo para bicis por bosque y al lado del rio Ródano. Todavía hay montañas a nuestro alrededor, pero cada vez están más lejos. Cogemos algo de carretera comarcal, pero muy poco, atravesando algunos pueblecitos muy antiguos de casas de piedra. Ruta prácticamente plana con algunos repechos. En los primeros kilómetros al salir de Grenoble el carril estaba lleno de ramas de muchos tamaños diferentes, desde trocitos hasta ramas de tamaño de un árbol. (Hay árboles enormes).
En la madrugada calló una tormenta con granizo y viento e hizo mucho daño a la vegetación. Tenemos que ir esquivando ramas de un tamaño considerable y algunas con pinchos. Nos tenemos que bajar de las bicis 3 veces porque el camino estaba totalmente cortado por ramas enormes. Incluso había un árbol con un tronco muy ancho caído sobre una vaya atravesando el camino. Podemos pasar por debajo sin bajarnos de las bicis agachando bien la cabeza.
Cuando paramos a comer, 5 minutos después de sentarnos, una rama enorme, (la mitad de un árbol) cayó en el camino por el que veníamos, bloqueándolo totalmente. Menudo susto nos dimos, tuvimos suerte de que no nos cayera encima….
Durante la ruta disfrutamos de unas vistas espectaculares de los ya Prealpes. ¡Poco a poco nos acercamos a la costa! Hay muchos nogales que hacen las vistas fantásticas, con los troncos negros rodeados de verde. Además vamos bien acompañados, vamos emitiendo en directo en Twitch y la familia, los amigos e incluso gente que no conocemos en persona nos dan muchos ánimos y hacen que la ruta sea muy amena. ¡Gracias pelotón!
Al llegar al destino compramos algo para comer y un gazpacho, (no es Alvalle, es francés, pero esta muy bueno) nos sentamos con nuestras sillas a comer bajo un techito y justo empieza a granizar y llover, dura poco y nos hemos vuelto a librar… ¡Hoy es nuestro día de suerte! Nos hospedamos en el piso de Marion y su graciosa hija adolescente Anna, muy simpáticas. Marion trabajo en un circo y ha recorrido todo el mundo, también han hecho algunas rutas con la bici. Cenamos compartiendo experiencias y aventuras y nos vamos pronto a dormir.
¡Unas chicas geniales!
Salimos a las 08:00 y llegamos a las 12:00.
Máximas de 27°.
Casi toda la ruta la hacemos por carretera, algunas zonas con carril bici delimitado.
Pocos kilómetros por carretera sin tráfico.
Ruta bastante plana, alguna que otra cuesta pequeña y corta. Vemos muchos campos de cultivo, girasoles y nogales. Vamos paralelos al río Ródano pero lo vemos poco. Huele muy bien a campo, tomillo, lavanda, madera, hierva fresca….
Es un disfrute y deleite para los sentidos.
El GPS se ha liado y ¡nos ha metido por la autovía! Era un carril de incorporación, que aunque no nos daba buena espina, pensamos que iríamos paralelos a ella, así que le hemos echo caso. A los pocos metros nos paramos y nos damos la vuelta para salir andando de la autovía, enseguida llegó una furgoneta de servicio de carretera y nos escoltó yendo ellos marcha atrás delante nuestra (íbamos en dirección contraria andando por el arcén de la autovía). Muy amables, serviciales y pacientes los 3 trabajadores que iban en la furgoneta. Nos disculpamos, les dimos las gracias, nos despedimos y continuamos por la carretera correcta. Cuando llegamos al destino, encontramos un parque enorme con mucha zonas verdes, fuentes, juegos para los niños, bancos y sombra. Nos sentamos, comimos y descansamos fresquitos y emitiendo en directo con nuestro pelotón.
Nos hospedamos en el piso de Olivier, un francés muy amable y simpático que se ha recorrido el mundo entero en tándem con su mujer. (Su mujer y su hija estaban de vacaciones, no tuvimos el placer de conocerlas).
Olivier nos llevó a tomar algo a un bar muy alternativo con sus amigos. Todos unos amantes de la bicicleta con muchos kilómetros y experiencias. Hablaban español. Javi se fue en tándem con Olivier, la primera vez que monta en tándem, lo hizo genial, atrás a la ida y delante a la vuelta. Yo fui en una bici de carreras que me prestó Olivier, mi primera bici de carreras, muy ligera y con los cambios y frenos diferentes. Me sentí algo insegura, pero a los pocos metros la tenía controlada. Un paseito y velada muy interesante y emocionante.
¡Un hombre muy generoso y genial!
Salimos a las 09:00 y llegamos a las 17:00.
Máximas de 25°.
Fuimos toda la ruta por la Vía Verde y con viento a favor.
Una ruta preciosa, perdidos por los bosques franceses. Atravesamos algunos pueblecitos muy antiguos con casas de piedra y calles estrechas. Nos encontramos con una pared de zarzas llenas de moras, nos paramos y comemos unas cuantas, estaban buenísimas. Por el camino se nos cruzó un lagarto de unos dos palmos de largo, incluido la cola, muy verde y gracioso. Hemos cruzado muchos puentes, de madera, de asfalto, metal, colgantes. Uno de los colgantes era suficientemente ancho y nos atrevimos a cruzarlo montados en la bici. Entre la altura, el movimiento del puente y los saltitos que iba dando la bici, porque eran unas planchas de metal muy cortas, nos subió la adrenalina, hay que concentrarse para hacerlo de tirón sin poner el pie en el suelo…. ¡Y lo conseguimos!
Otro de los puentes era colgante y doble, con unas torres de piedra preciosos. Este lo cruzamos bajados de la bici porque está prohibido cruzarlo montado. De todas formas daba bastante vértigo y el viento soplaba de lado. Nos dio un subidón de adrenalina…
Esta ha sido la ruta más divertida y emocionante que hemos hecho hasta ahora, parecía que teníamos que ir superando pruebas. Además había muchas barreras para que no pasen los coches y algunas eran estrechas, hay que tener cuidado al cruzarlas para que no se te enganche una alforja.
Vimos perales, manzanos, melocotoneros, mucha albahaca y otros cultivos más pequeños de lechugas, cebollas… También olía mucho a lavanda, tomillo y pino.
Encontramos un merendero con sombra donde nos tomamos un descanso y nos preparamos y comimos una buena ensalada.
Pasamos al lado de una central nuclear con 4 chimeneas, son enormes. También pasamos por algunas presas.
Vimos un castillo en lo alto de una montaña empinadísima y puntiaguda con una muralla que descendía por la montaña, es increíble como podían construir las ciudades a esas alturas.
Cuando estábamos a 5 kilómetros del destino, nos liamos y nos pasamos… tuvimos que darnos la vuelta y hacer 12 kilometros más viento en contra… Aunque fue muy divertido, íbamos retransmitiendo en directo y nos reímos mucho. Cuando llegamos, nos tomamos unas cervezas bien fresquitas antes de ir a donde nos íbamos a hospedar. ¡Nos las ganamos!
Nos hospedamos en el piso de Nicola, un joven muy simpático que ha hecho algunas rutas en bici. El edificio es muy antiguo, bonito y bien conservado, situado en pleno centro.
Compartimos algunas aventuras y Nicola se fue con unos amigos, aún teniendo planes, nos hospedó en su casa. ¡Un chico encantador! Nosotros nos fuimos a dar una vuelta, cenar algo y a la cama.
Fue un día intenso, lleno de emoción, risas y subidas de adrenalina, estábamos molidos.
Salimos 09:30 y llegamos a las 16:30.
Máximas de 32°.
Hoy la ruta la hacemos por carril bici, no pisamos carretera, tan solo circulamos por la vía verde paralelos al rio Ródano. La ruta es bastante plana, hay muchos árboles y nos hacen sombra que es ideal para ir fresquitos, hace calor. No cruzamos por pueblos, tan solo pasamos por una zona que tiene un camping, otra con un pequeño merendero y otra zona donde hay un par de restaurantes donde paran los ciclistas, una plazita con cuartos de baño, bancos y enchufes para cargar las bicicletas eléctricas.
Las botellas de agua las recargamos en restaurantes y bares porque no hay fuentes. Hemos circulados muchos kilómetros por la vía verde y no hemos visto fuentes. Aquí en Francia en todos los restaurantes te ponen una botella de agua bien fresquita en cristal gratis, a nosotros nos viene genial porque siempre llegamos sedientos. Paramos a comer porque uno de los restaurantes tiene barbacoa y nos comemos unas brochetas muy ricas de cerdo y salchichas frescas. La terraza está llena de gente que va haciendo ruta con la bici e intercambiamos con ellos experiencias y rutas, hay un ambiente muy bueno y las camareras son muy simpáticas. Continuamos unos pocos kilómetros más porque hemos decidido hacer acampada libre y vemos en Google Map una zona apartada de los caminos que nos gusta para instalarnos y pasar la tarde y la noche. Hay alguna granja que otra con mucho campo de cultivo, pero nada de civilización.
El sitio que nos ha gustado es ideal porque tiene un dique de cemento lo suficientemente ancho para aparcar las bicis, montar la tienda de campaña e incluso queda espacio para poner las sillas. A los lados del dique hay árboles muy altos que nos hacen sombra, nos protegen del viento y nos camuflan. Nos hacemos algo para comer, nos aseamos con unas toallas de algodón que son del tamaño de una pastilla y cuando se mojan se expanden y son perfectas para limpiarse y refrescarse. Hoy nos duchamos con esas toallitas, es la primera vez que las probamos y son perfectas. Hacemos un directo en Twitch mientras montamos la tienda de campaña y enseñamos los alrededores.
Hoy tenemos la luna iluminándonos, todavía no está llena pero nos ilumina bastante, y tenemos música en directo de las chicharras y los grillos.
Máximas de 32°.
Nos despertamos temprano bien descansados, hemos dormido muy a gusto. Chispeó un poco por la noche y la tienda está algo mojada, esperamos a que se seque mientras nos tomamos un café y recogemos los colchones y demás. Corre un ligera brisa y el sol sale temprano, así que se seca todo muy bien y rápido.
Salimos a las 10:00 porque nos entretenemos con la edición de algunos vídeos, pero nos ponemos el turbo y en dos horas recorremos 32km, hacemos parada a las 12:00 en Orange para comer y reponer fuerzas. La ruta de hoy es mitad carril bici, mitad carretera, bastante plana. La vegetación va cambiando y cada vez hay menos árboles que nos dan sombra, la hierba es más seca, el paisaje pasa de ser totalmente verde a combinar verde y amarillo. La tierra está más seca y hay más polvo en el ambiente. Vemos cultivos de melón, sandia, y tomates al aire libre. Estas plantas de tomates son plantas bajas, se entienden por el suelo, este tipo de tomate es para conserva y se recoge con máquinas. Huele mucho a lavanda, hay cultivos extensos de lavanda que nos aromatizan la ruta durante muchos kilómetros, llevamos unos días disfrutando de unos aromas embriagadores…
Hoy aprieta el sol y las chicharras están a tope. De vez en cuando pasamos por túneles verdes (hay árboles enormes que hacen el túnel) es genial, nos refresca. A unos pocos kilómetros de Orange tenemos que atravesar un puente que es muy, muy estrecho, nos bajamos de las bicis y vamos andando tirando de ellas, pasan por los pelos porque con las alforjas las bicis son bastante más anchan, pero conseguimos pasar.
Llegamos a las 18:00. Íbamos por un carril bici que es bastante nuevo y cuando estamos a 11km del destino nos encontramos con que el carril está cortado, estaban de obras. Así que tenemos que andar de vuelta hasta que encontramos una desviación que nos lleva a la carretera y continuamos atravesando pueblos, tenemos que hacer unos 12km de mas, pero conseguimos llegar a destino. Hoy también hacemos acampada libre, acampada urbana en el Espace Camping Decathlon Avignon, la parte del fondo del parking la ofrecen para acamparse o pasar la noche con caravana. No hay ni luz, ni agua, pero nosotros llevamos de todo y nos hemos aseado en los baños de Decathlon, muy amplios y limpios, perfectos para quedarse fresquito y limpio. Montamos la tienda de verano, es muy fresquita, y nos ponemos debajo de un techo del parking, así el relente no nos moja. Dormimos muy a gusto y solos, no viene nadie más a acamparse, quizás porque son las fiestas de Avignon y la gente se queda en la capital donde hay un camping.
Nos levantamos con la salida del sol bien descansados, pasamos una buena noche, tranquilos y fresquitos, la tienda de campaña de verano es genial.
Salimos a las 08:00 y llegamos a las 12:30.
Máximas de 32°.
Hoy la ruta la hacemos por carreteras comarcales con muy poco tráfico, tan solo cogemos una carretera nacional de dos carriles a unos pocos kilómetros del destino. No tenemos sombra, el paisaje ha cambiado bastante, es mucho más seco, pero el día está nublado y vamos fresquitos. Hay pino mediterraneo (que bien huele), vemos los primeros olivos, acebuches y hay muchas, muchas viñas. Tenemos que subir unos 70 metros de desnivel y antes paramos en un parque enorme con mesas y bancos de madera para comer algo antes de la subida.
Cuando llegamos al destino las nubes ya se han disipado y los últimos kilómetros pasamos algo de calor, además la casa donde nos hospedamos hoy está en lo alto de la ciudad y tenemos que subir unas cuestas muy empinadas, llegamos sudando. Nos hospedamos en la casa de Jacques, un amable jubilado parisino al que le gusta mucho viajar en bici y siempre se ha movido en bici, nunca ha tenido coche. Nos espera para comer con nosotros y mientras nos duchamos nos prepara unas tapas de aceitunas de la zona, tapenade (paté de aceitunas), boquerones en vinagre y una ensalada muy rica y fresca.
La casa es muy antigua y está muy bien conservada, tiene los techos muy altos y es muy fresquita. Comemos en su jardín, que tiene unos árboles que hacen una sombra estupenda. Después de comer los tres nos echamos una siesta, luego Javi y yo nos fuimos a dar una pequeña vuelta, todo son cuestas y las piernas las tenemos cansadas. Las vistas de la ciudad son muy bonitas. Antes de cenar nos tomamos una copa de Pastis (un anís típico de Francia) y cenamos degustando una variedad de quesos riquísimos mientras intercambiamos experiencias y aventuras. Jacques ha trabajado durante muchos años en un museo de París, en el departamento de ciencia.
¡Un hombre encantador e interesante!
Salimos a las 07:00 y llegamos a las 15:30.
Máximas de 33°.
Los primeros casi 25km los hacemos por carretera de ciudad y atravesando pueblos, hoy es domingo y por suerte hay muy poco tráfico y además va a estar nublado hasta el mediodía, nos viene genial porque aunque hemos salido temprano, se nota el calor y la humedad.
La carretera está muy estropeada, hay muchos baches y agujeros, tenemos que ir muy atentos, son carreteras viejas.
Cuando por fin cogemos el carril bici, la vía verde, volvemos a ver muchas viñas y también caballos, en esta zona tienen muchos caballos, son pequeños y la mayoría blancos.
Pronto dejaremos el río Ródano, hemos ido muchos días y muchos kilómetros circulando al lado de el, pero lo vamos a dejar sin habernos podido bañar en el porque está muy sucio y contaminado, es una pena… Después cogemos la Eurovelo 8 cerca de un canal donde hay muchos barcos-casa. Pasamos por unos pueblos muy bonitos que nos resultan muy familiares, ¡el Mediterráneo está cerca! Las casas son blancas y amarillas, los tejados son planos y el olor a pino y los olivos nos recuerdan a nuestra tierra.
A 20 kilómetros de Montpellier, después de circular unos cuantos kilómetros con la sensación de que en cualquier momento nos íbamos a encontrar con una playa, vemos a gente que aparca sus coches y van con bolsas y toallas de playa, los seguimos y entramos en un camping muy chulo con casas de madera que efectivamente “está en la playa”…
Que sorpresa y que alegría nos da, llegamos con las bicis hasta casi la orilla. No nos bañamos porque todavía debemos hacer 20km y decidimos esperar, aguantamos la tentación a pesar de unas ganas locas de tirarnos al agua, llevamos 2 años sin ver el mar. Pero hacemos una paradita y comemos algo.
Circulamos por un carril bici que va bordeando la costa, “que ganas teníamos de ir costeando”.
Aunque nos dirigimos a Montpellier, que no tiene playa, porque es donde nos hospedamos hoy y pronto dejamos la costa. Una avispa se queda atrapada en mi cuello con la correa del casco y me pica, nunca me había picado una avispa mientras circulaba en bici… por suerte tenemos una crema muy buena de productos naturales que nos regaló la jefa de Javi, Sandra, y el dolor se me pasa enseguida. Desde que dejamos la costa hasta llegar a Montpellier el camino es cuesta arriba y hace calor, ya se despejaron las nubes, los últimos kilómetros se hacen duros, pero estamos deseando llegar e irnos a la playa.
Cuando llegamos al piso de Karine y Alex, una pareja muy simpática y ella habla muy bien español, guardamos las bicis, nos enseñan la habitación y nos explican como ir a la playa desde su casa. Nos duchamos y nos vamos. Tenemos que andar unos 10 minutos, coger un tren (1.60€ por persona) y un bus (1€ por persona) tardamos 1 hora en llegar a La Grande-Motte, una zona turística, pero con una playa muy amplia, limpia, con agua transparente, arena blanca… Nos quitamos la ropa y ¡nos vamos corriendo al agua! “Que satisfacción y alegría” el agua está buenísima y a la hora que llegamos no hacia nada de calor. Nos quedamos hasta que se fue el sol y nos volvimos al piso, estamos muy cansados pero… ¡Mañana volvemos! Karine y Alex nos dejan pasar 2 noches en su bonito, amplio, luminoso y tranquilo piso.
¡Una pareja estupenda y muy amable!
Nos levantamos sobre las 10:00,
ayer nos acostamos muy tarde, fue un día largo, duro y lleno de emociones, estábamos rendidos y necesitábamos dormir y cargar pilas. Desayunamos, editamos algunos vídeos, lavamos la ropa, hablamos con Alex y nos vamos a la playa. Vamos a la misma playa donde estuvimos ayer por la tarde, La Grande-Motte, nos gustó mucho y ya teníamos controlado las combinaciones de tren y bus.
Las máximas son de 34° grados, no tenemos sombrilla y pensamos que íbamos a pasar calor, pero el aire, una brisa muy agradable, viene del mar y es muy fresquito. El agua buenísima, la temperatura es ideal y la playa es tan amplía que estamos muy a gusto y tranquilos. Es de esas playas en las que puedes andar y no te cubre, y el agua muy limpia y transparente. Nos comemos unas pizzas riquísimas hechas al horno de leña y a muy buen precio. Como hemos disfrutado…
El sonido de las olas, el olor a mar, pasear por la arena blanca seca y mojada…. Es una gran recompensa después del esfuerzo que hicimos ayer, cuesta arriba, con mucho calor, teniendo que alejarnos de la costa sin bañarnos… Pero todo esfuerzo tiene su recompensa, estamos muy felices, satisfechos y orgullosos de haber llegado en bici, con nuestras piernas, esfuerzo y sudor desde Los Alpes suizos al Mar Mediterráneo…
Salimos a las 07:30 y llegamos a las 15:30.
Máximas de 29°.
Hoy salimos temprano direccion costa, queremos dormir en la playa.
Cuando decidimos hacer esta aventura, planeamos salir de Suiza dirección Mar Mediterráneo y costear hasta llegar a Almería.
El primer contacto era Montpellier, hasta aquí habíamos organizado la ruta, después iríamos improvisando. Pensábamos que Montpellier estaba en la playa y está a unos 15km de la playa, aunque hospedándonos aquí pudimos ir a la playa pero queremos ir costeando.
A partir de ahora debemos empezar a planear la ruta día a día.
El día es genial, está nublado y con viento fresquito, aunque los primeros 15km lo llevamos en contra. Circulamos bastantes kilómetros por carreteras comarcales y hay tráfico, pero los coches y camiones guardan la distancia de seguridad y aminoran la velocidad al adelantarnos. Después vamos atravesando pueblecitos con carril bici delimitado. Acercándonos a la costa los primeros kilómetros los hacemos atravesando polígonos, hay un puerto enorme con barcos de mercancía, vemos un monte y sabemos que detrás de el empieza la playa, la zona de baño. Por suerte no tenemos que subir el monte, lo bordeamos por la falda que da al mar. El monte es el pueblo de Sète, un pueblo pesquero que es atravesado por una lengua de agua que desemboca en el mar, la lengua de agua es como un puerto deportivo, está lleno de barcos amarrados e incluso circulan barcos-bus.
Se mezclan las casas viejas con las nuevas y hay muchos bares y restaurante donde huele a pescado y marisco, no podemos resistir y nos paramos a tomarnos unas tapitas… ¡ummm que buenas!
A muy buen precio y además no cerraban al medio día, aquí en Francia en casi todos los restaurantes no sirven comida caliente, si algunas tapas frías o ensaladas, a partir de las 14:00.
Después de disfrutar de unas tapas exquisitas nos vamos a la playa, tenemos que ir bajados de la bici porque es zona peatonal, un paseo marítimo y hay mucha gente además de que es obligatorio. Cuando termina el paseo marítimo circulamos por la costa por un carril exclusivo para bicis y después de unos pocos kilómetros encontramos el sitio perfecto. Hay baño y una ducha en el camino y a la playa se accede andando por una entrada con camino de madera. La playa es enorme, con arena blanca, el agua cristalina, con un tronco de madera perfecto para apoyar las bicis y sentarnos, además nos protege del aire, no sopla mucho y es fresquito, y además no hay nadie. Tenemos que llevar las bicis de una en una entre los dos, con tanto peso cuesta llevarlas por la arena. Pasamos una tarde estupenda, nos estuvimos bañando hasta casi las 21:00, el agua estaba buenísima y cuando se fue el sol paró la brisa. La luna comenzó a salir por el mar, completamente roja y enorme. Luego se puso blanca, estaba llena y nos alumbraba perfectamente. Dormimos al aire libre en la playa, tan solo con los aislantes y una manta.
¡Estábamos en el paraíso!
En el año 2000 Javi y yo hicimos nuestro primer gran viaje… “Málaga - Amsterdam en autostop” ¡Nuestra primera aventura juntos! El día 1 de octubre del año 2000 salimos de Málaga, el día del cumpleaños de Javi nos despertamos en Barcelona y nos acostamos en Nîmes, Francia, hacía justo 1 año que habíamos comenzado nuestra vida juntos.
El viaje duró 2 meses y 6 días, fue una experiencia fantástica e inolvidable. Cuando volvíamos a Málaga pasamos por Toulouse y yo recordaba que tenía familia allí, (una hermana de mi padre se fue a Toulouse hace muchos años con sus hijos y ya hay 4 generaciones) unos primos a los que habíamos visitado cuando yo tenía unos 7 años y ellos también habían estado en Almería un par de veces. Así que se me ocurrió que podíamos visitarlos.
Llamé a mi madre por teléfono, me dio la dirección de la pastelería de mi primo Enrique (que está en pleno centro de Toulouse) y nos presentamos por la mañana. Que sorpresa al verlo a él, a mi primo Frederic y descubrí que tenía otra tía, Lola, que se me presentó al decirle que estaba buscando a mi primo Enrique diciéndome: “Pues si eres prima de Enrique, eres prima mia, yo soy su hermana”. Yo solo recordaba a Enrique, su mujer (son de la edad de mis padres) y sus dos hijos, (son de nuestra edad) pero resulta que Enrique son 5 hermanos con hijos… Nos encontramos con una familia enorme, cariñosa, acogedora, divertida, cachonda y muy contenta de ver a una prima y su pareja de Almería, donde todos los hermanos excepto el más pequeño habían nacido. Nos quedamos en el piso del primo Frederic, que vivía solo, y cada día (a pesar de que trabajaba) nos llevaba a visitar a algún primo o prima, a mis tíos, (la hermana de mi padre y su marido) y nos llevó a conocer sitios preciosos. Todos nos recibían con un aperitivo acompañado de Ricard. La prima Lola organizó una cena para toda la familia en su casa e hicieron una paella enorme y buenísima, además de muchos aperitivos riquísimos y mucha bebida… ¡Fue una noche muy, muy divertida!
Dominique también nos llevó a conocer algunos pueblos y todo el centro de Toulouse, nos invitaron a comer Cassoulet, el plato típico de la región, en un barco. Nos trataron de maravilla y todos nos hicieron regalos en la despedida.
Fue genial pasar por Toulouse y descubrir a una gran familia tan cercana, cariñosa y acogedora con la que retomamos el contacto. El primo Frederic nos dejó en la carretera que nosotros le dijimos y continuamos a dedo nuestro viaje, ya de vuelta a Málaga. Al verano siguiente el primo Frederic se vino de vacaciones solo en coche a visitarnos a Almería, le encantó. El verano siguiente volvió acompañado de su novia Magalie, la que después sería su mujer. Y también vinieron el mismo verano los primos Jerome y Laurent. Jerome repitió 3 veranos mas con la hermana (la prima Vanesa), una novia y otra prima Vanesa. Pero Frederic y Magalie repitieron al siguiente verano con la prima Celine y una amiga, al siguiente con Jules, (su primer hijo con poco más de 3 meses) al siguiente y el siguiente…. Incluso cuando nosotros nos fuimos a vivir a Suiza, ellos han seguido viajando en coche a Almería. También algún verano vinieron los primos Enrique, Dominique y María. Y otro verano los primos Antonio, su mujer y su hijo Tomás.
Nosotros volvimos a ir a Toulouse en coche con mi hermana al bautizo de Jules, yo soy su madrina. Fue el año que en el mundial de fútbol la final fue España - Francia, la prima María organizó una cena para toda la familia y vimos juntos la final, ganó Francia. Después desde Suiza hemos ido 2 veces, para la boda de la prima Celine y una vez que fuimos de vacaciones en coche desde Suiza a Almería y paramos a verlos. Una vez también coincidimos con Frederic, Magalie, Jules y Lola en Almería de vacaciones. Ya hacia más de 5 años que no nos veíamos y a los demás primos algunos años más.
Cuando tomamos la decisión de cambiar nuestra vida y emprender esta aventura se lo dijimos también a los primos franceses y el primo Jerome nos dijo que cuando estuviéramos cerca de Narbona vendría a recogernos con su remolque para acercarnos a Toulouse a ver a la familia. Y así ha sido, el día 3 de agosto el primo Jerome nos recogió en Valras a las 11:00 de la mañana, con su furgoneta y un remolque para las bicis, acompañado de sus 2 hijos, Alyana y Elvyn. Nos tomamos unas cervezas en un chiringuito y nos fuimos a Toulouse, fue un día muy ventoso y no pudimos pasar el día en la playa. Cuando llegamos a su casa, su mujer Darina, nos esperaba con unos aperitivos. Estuvimos unos cuantos días en su casa. Darina es de Ucrania y nos hizo varios platos típicos de allí. También es pintora y nos dio una clase de pintura en la que pintamos unos girasoles… Los de Javi eran más bonitos que los míos, pero fue divertido.
Visitamos algunos sitios de Toulouse e hicimos una barbacoa para reunir a toda la familia, aunque no pudieron acudir todos porque muchos estaban fuera de vacaciones, aún y así nos juntamos unas 30 personas. Lo pasamos muy bien, estuvimos hasta bien entrada la noche. Después nos fuimos con las bicis a la casa de Frederic y Magalie, a unos 30km, donde también nos quedamos unos cuantos días.
Estuvimos paseando por la capital e incluso nos invitaron a dar una vuelta en barco por el río Garona, tomando un aperitivo. También organizaron una barbacoa para reunirnos todos, y aunque no pudieron venir todos, también nos juntamos alrededor de 30 personas. Pasamos 9 días estupendos, contentos de ver cómo han crecido los primitos, otros nuevos a los que conocimos y los mayores siguen con tan buen humor, cariñosos e involucrados como siempre.
Nos felicitaron y desearon mucha suerte en nuestra aventura y nos prometimos que haríamos por vernos 1 vez al año por lo menos.
Salimos a las 09:00 y llegamos a las 18:00.
Máximas de 33°.
Después de pasar 9 magníficos días con la familia, nos levantamos en Seilh, nos tomamos un café con Magalie, Fred y Lola, nos despedimos y continuamos con el pedaleo hacia España.
Circulamos 20km hasta llegar a la capital, donde nos damos una vuelta por el centro, ahora en agosto mucha gente está de vacaciones, bastantes establecimientos cerrados y se puede circular con la bici tranquilamente, casi no hay tráfico. Llegamos a la plaza del Capitol, ¡qué recuerdos!
Allí llegamos hace casi 23 años haciendo autostop…
¡Nuestra primera aventura juntos!
Nos damos una vuelta por la plaza, la contemplamos, recordamos aquellos tiempos… Y nos dirigimos a coger el canal de Midi, un carril bici bastante llano al lado del canal que nos llevará hasta Narbonne. ¡Volvemos a la costa!
El carril está pavimentado, al alejarnos de la capital vemos patos en el canal, garzas y una nutria nadando de una orilla a la otra del canal. Hace calor, pero vamos toda la ruta a la sombra de los árboles que son enormes. Por el camino nos encontramos con un par de estaciones de servicio, la autovía está por el otro lado y son compartidas, aunque no podemos pasar con las bicis, hay que aparcarlas y acceder andando. Hay baños, grifos en el exterior con agua potable, papeleras y zonas verdes con mesas y sillas. Entramos uno y después el otro (no debemos dejar las bicis solas) para llenar las botellas y refrescarnos. Aunque vamos por la sombra el calor va apretando, hacemos directo en Twitch y se corta la retransmisión porque el router se recalienta. Nos paramos en un banco a la sombra que encontramos en el camino y nos hacemos unos bocadillos de paté con pimientos que nos dieron los primos, riquísimo.
El agua del canal está sucia y no nos podemos bañar, seguimos circulando hasta que llegamos a un camping municipal, que cuesta 9.50€ la noche para 2 personas y 1 tienda de campaña. El camping está genial, es pequeño, no hay mucha gente y está muy bien cuidado y limpio. Montamos la tienda de campaña, nos duchamos, lavamos la ropa, cenamos y a dormir… Hemos estado muy a gusto con la familia, pero ya teníamos ganas de dormir al aire libre y hace muy buena noche, no pasamos nada de calor, dormimos a pierna suelta.
Máximas de 32°.
Salimos a las 15:00 y llegamos a las 17:45.
Hoy nos hemos levantado tarde, hemos desayunado tranquilamente y además hemos estado hablando con unos franceses y después con Claudia, una simpática mejicana amante de la bicicleta, que llegó al camping en bici mientras nosotros estábamos recogiendo. Vive en Francia hace muchos años y venía haciendo la ruta al contrario que nosotros, dirección Toulouse. Estuvimos compartiendo aventuras y rutas que habíamos hecho en bici y nos despedimos.
Continuamos la ruta, a partir de aquí todo es por pista, tramos bastante estrechos y a los 20km aproximadamente nos quedamos sin la magnífica sombra de los árboles. Hace unos años les entró un hongo a los árboles, se debilitaron y los tuvieron que cortar. Han vuelto a sembrar y repoblar, pero todavía son muy pequeños para hacer sombra.
Por el camino no vemos ninguna fuente de agua, hay algunos bares donde por suerte podemos recargar las botellas, los hosteleros son muy amables y no tienen ningún reparo en llenarnos las botellas de agua fresquita. Hace calor, en el camping nos hemos enrollado más de la cuenta y hemos salido cuando más aprieta el calor…
Al circular por pista se levanta mucho polvo y seguimos sin poder bañarnos en el canal, pensábamos que quizás al alejarnos de la ciudad el agua estaría más limpia y podríamos bañarnos, pero todo el mundo nos dice que el agua está muy contaminada y no debemos bañarnos.
Hay muchos barcos en las orillas donde vive gente, además de muchos barcos circulando hacia arriba y hacia abajo cruzando por las esclusas que igualan en nivel del agua haciendo que los barcos puedan circular a lo largo del canal. Viendo que no encontramos fuentes, decidimos parar donde nos aconsejó Claudia, gracias a ella encontramos donde acampar, una zona muy bonita, apartada del canal y donde había un grifo, algo muy importante y escaso.
Nos duchamos, lavamos la ropa, nos hicimos de cenar y esperamos a que anochezca para montar la tienda de campaña. Hoy dormimos haciendo acampada libre.
Nosotros teníamos una buena sombra, estuvimos sentados en nuestras sillitas leyendo, escribiendo, editando… Y mientras estuvimos cargando algunos de los dispositivos electrónicos con nuestra placa solar, va de maravilla, todavía no habíamos tenido ocasión de usarla, hace un sol estupendo y la colocamos por primera vez.
Para cenar cocinamos un paquete de arroz que nos regalaron nuestros vecinos de Suiza, Jeanine y Dani. El paquete de arroz viene con carne seca, setas secas, especias y sal. Tan solo hay que hervirlo y está listo para comer. Javi le sofríe unos ajitos, el siempre le da su toque personal.
Máximas de 29°.
Salimos a las 08:30 y llegamos a las 16:00.
Hemos dormido muy a gusto, tranquilos y fresquitos. Nos levantamos temprano, nos hacemos un café y nos ponemos en marcha. Hoy seguimos circulando por pista, algunos tramos con mucha grava que nos hace ir despacio porque las ruedas patina un poco, hay que ir concentrado. Además tenemos viento bastante fuerte en contra, pero el día está nublado y hace fresquito. Paramos en Carcasona para comernos un Cassoulet, este plato te carga de energía y está buenísimo. Hace 23 años, cuando estuvimos en Toulouse con la familia, nuestros primos Enrique y Dominique nos invitaron a un restaurante para que lo probásemos, es el plato estrella de la zona, nos encantó y no lo hemos vuelto a comer. Este además llevaba un muslo de pato.
Ya que el día estaba fresco, aprovechamos para comernos este contundente plato que con calor no es lo más acertado si después hay que circular en bici, tuvimos suerte porque no queríamos irnos sin comerlo de nuevo. Al salir de Carcasona fuimos circulando por unos caminos muy estrechos, las matas nos pegaban en la bici, las piernas e incluso en la cara.
Tuvimos que cruzar muchos puentes en perpendicular, a lo largo del canal hay muchas esclusas, y para cruzar el camino se empina, se cruza la pista por la que vamos circulando con el asfalto de la vía que lo cruza y el asfalto es un escalón bastante pronunciado.
Hay tráfico y nos tenemos que bajar de las bicis en casi todos los cruces, lo que nos retrasa más aún y es bastante cansado.
Hoy ha sido un día duro, nos ha costado avanzar, pero encontramos una zona con mesas y bancos de madera, árboles y setos que nos resguardan del viento y un grifo al lado del canal, en una esclusa. Es el único punto de agua que vemos en todo el camino, además aunque estamos en un pueblecito, la zona está a las afueras y no hay mucha gente. Nos refrescamos, y nos quedamos para comer algo.
Dando una vuelta por los alrededores encontramos una higuera con los higos en su punto, por fin después de muchos días oliendo las higueras por el camino podemos degustar los higos, ¡están riquísimos! Hoy vemos por completo el funcionamiento de las esclusas, tanto para subir el nivel del agua como para bajarlo, incluso lo hacen 2 o 3 barcos a la vez si no son muy grandes, es interesante y tiene bastante tránsito. A partir de las 19:00 la zona se queda muy tranquila, la esclusa está cerrada, no hay más circulación de barcos y deja de pasar gente.
Así que como estamos muy a gusto, tenemos fuente, el viento casi ha parado, nos hemos tomado una buena merendola de higos y la zona es bonita, decidimos montar la tienda de campaña y pasar la noche ahí mismo. En cuanto oscureció, montamos y a dormir, hoy ha sido un día intenso y la ruta, aunque en llano, dura.
Máximas de 32°.
Salimos a las 09:20 y llegamos a las 20:15.
Nos levantamos muy bien descansados, desayunamos, recogemos y nos ponemos en marcha. Hoy no hace viento así que esperamos avanzar más, va a hacer calor y queremos llegar a la playa. A los pocos kilómetros nos encontramos con una zarzamora cargada de moras, hemos desayunado un bocadillo de paté y nos comemos un buen puñado de moras, vitamina C. A los 35km dejamos el Canal de Midi para dirigirnos a Narbona, el canal continúa dirección Sète que está más al norte.
Tenemos muchas ganas de llegar a la playa y seguir costeando. Ir al lado de un canal, en verano y no poder bañarse, no nos gusta mucho, la ruta es bastante plana pero circulamos muchos kilómetros por pista y llevamos las bicis y las alforjas llenas de polvo. Preferimos ir costeando aunque tengamos cuestas, pero poder bañarse y refrescarse en agua limpia dulce o salada nos encanta. Así que decidimos avanzar hoy lo que haga falta hasta que lleguemos a la costa. El calor empieza a apretar, se van las nubes y tras pasar por algunos pueblos donde no hay fuente, ni grifos, encontramos por fin un pueblo donde paramos de 12:30 a 17:00 en un parque que nos da la vida, con un grifo estupendo, césped y sombra, es un oasis en nuestro desierto.
Como hace mucho calor, no hay nadie por la calle, estamos solos en el parque, así que nos ponemos los bañadores, nos refrescamos, lavamos la ropa, limpiamos las bicis y las alforjas, nos hacemos unos bocadillos, un café y nos relajamos a la sombra sentados en nuestras cómodas sillitas. Limpios, descansados y comidos retomamos la marcha, todavía hace calor pero sabemos que en un par de horas empieza a refrescar.
Circulamos unos cuantos kilómetros por carretera comarcal, con no mucho tráfico pero tenemos que coger un tramo de nacional que es algo estresante, ya que hay bastante tráfico y los coches no guardan bien la distancia con nosotros, tenemos que sacar la mano en alguna ocasión para hacer que aminoren la velocidad. Por fin llegamos a la costa, circulamos por una carretera que tiene agua a ambos lados, por carril bici, qué emoción, ¡sabemos que al final está la playa!
Nos vamos directamente a cenar, es la hora y todas las terrazas están llenas, sin reserva no te puedes sentar. Por suerte había una pizzería con cola pero atendían rápido, así que cenamos pizza y cuando anocheció nos fuimos andando, había mucha gente por la calle, dirección paseo marítimo, estábamos deseando dormir en la playa al aire libre…
Pero el paseo marítimo estaba abarrotado de gente, iban a tirar fuegos artificiales que al final suspendieron, aunque ya todo el pueblo estaba allí.
Dimos unas cuantas vueltas hasta que al final del paseo marítimo encontramos un sitio tranquilo y sin tránsito, estábamos cansados. Dormimos en la playa entre unas vayas de madera que nos camuflaban muy bien, solo con los aislantes y una manta pudiendo contemplar el cielo, aunque esa noche estaba algo nublada.
Caímos rendidos. Recorrimos un total de 161km en el Canal de Midi, tan solo pudiendo contemplar el agua y ahora tenemos todo el Mar Mediterráneo para poder bañarnos, refrescarnos, jugar con las olas…. ¡De nuevo en el Mar!
Máximas de 27°.
Salimos a las 11:00 y llegamos a las 17:00.
Dormimos bien, a pesar del gentío que vimos la noche estuvo tranquila. Nos levantamos y nos dimos una vuelta por el paseo marítimo, el agua estaba muy lejos había un gran tramo de arena entre el paseo marítimo y el agua. La playa no nos gusto mucho, era un pueblo muy turístico con mucha gente y como estaba nublado y vimos que daban máximas de 27°, nos paramos al lado del canal por el que llegamos, nos hicimos un café, nos comimos la pizza que nos había sobrado por la noche y decidimos irnos a otra playa que nos gustase más. Fuimos por carretera comarcal hasta coger un carril bici que iba al lado de otro canal, el canal de la Robine. Todo por pista, con tramos muy estrechos, matas que se metían en el camino y bastantes piedras. Vimos a un ciclista que había pinchado, ya estaba volviendo a llenar la rueda reparada cuando le preguntamos si necesitaba ayuda, por suerte nosotros no pinchamos. Había zonas donde el canal no olía bien.
Después fuimos por un camino de cabras, con unas piedras grandes y bastante afiladas paralelos a una vía de tren, por suerte fueron pocos kilómetros, temíamos reventar alguna rueda con tanto peso como llevamos.
Después cruzamos por una especie de humedal, con algunos tramos con bastante arena y además se puso a chispear, nos apretamos y circulamos rápido, porque ya había algunos charcos en el camino y si la lluvia hubiese apretado, nos hubiese costado avanzar montados en la bici, se hubiese formado barro gangoso. Por fin llegamos a la carretera, cerca de la costa y paro de llover. Pero estábamos a un lado de la montaña, las playas a las que queríamos ir estaban al otro lado, a las playas de este lado llegan muchos canales y no estaban muy limpias.
Tuvimos que subir el monte por carretera comarcal, no había mucho tráfico. Aunque el día estaba nublado, cuando sale el sol calienta bien y subiendo cuestas siempre se acaba sudando. Al bajar la montaña y llegar al otro lado paramos en el bar de un pueblo a refrescarnos, tomar algo fresquito y comer, nos hicimos unos bocatas. Pensábamos que todavía nos quedaban unos cuantos kilómetros hasta que llegásemos a una buena playa y poco después de salir del bar, en el siguiente pueblo encontramos una playa genial, había bastante gente pero no amontonada, la arena y el agua estaban limpias, el agua a muy buena temperatura, bandera verde y bandera azul, ideal. Nos pusimos al lado de un chiringuito aprovechando un cañizo que tenía para apoyar las bicis y tener sombra, nos pusimos los bañadores y al agua, ¡que ganas de sumergirnos en el mar! La playa nos encantó, teníamos suficientes provisiones y después de tantos días sin ver el mar nos quedamos 3 noches durmiendo al aire libre. En esos días tenemos máximas de 25° con los días nublados, estuvimos muy a gusto . La segunda noche tenemos suerte, el cielo se despeja y vemos las Perseidas, los meteoritos son completamente rojos, son fuego, nunca antes los habíamos visto así, sólo habíamos visto estrellas fugaces, además los meteoritos hacían con un recorrido muy largo, ¡una pasada! Pusimos la placa solar para ver qué tal con el día nublado y también nos carga los móviles y los Power Bank, genial.
La última noche nos preparamos para cenar un sobre de comida deshidratada que nos regaló para el viaje nuestro amigo Giuseppe, “puchero del cazador con carne” buenísimo, nunca habíamos probado ese tipo de comida y era algo que nos resultaba interesante, poder comer calentito sin complicarse mucho, con un buen aporte de proteína y además esta deliciosa, así que es algo que llevaremos como provisiones. Nos fuimos a dormir después de pasar unos días geniales en la playa y habiendo cenado calentito, ¡nos sentimos tan felices!
Máximas de 27°.
Salimos a las 08:00 y llegamos a las 15:00.
Hoy nos levantamos con la salida del sol, recogemos y partimos. Circulamos por un carril bici genial y totalmente llano, primero a través de un pinar con el suelo colorado de las púas caídas de los pinos combinado con el verde de los pinos, es un paisaje precioso, después llegamos de nuevo a la costa circulando por el paseo marítimo y nos volvemos a adentrar por monte y campo, a veces paralelo a la carretera y siempre con carril bici, cruzamos algunos pueblecitos y en uno de los parques por los que pasamos se nos cruza una ardilla roja muy graciosa que llevaba un trozo de pan más grande que ella. Por uno de los pueblos encontramos un Aldi donde paramos a reponer provisiones, después de tres días en la playa nos lo hemos comido todo. Por el camino hicimos una parada a beber agua y pasó otra pareja que iba en bici y tan cargados como nosotros, se pararon a preguntarnos algo sobre la ruta en inglés y en cuanto cruzamos unas palabras nos dinos cuenta de que todos hablábamos español.
Así conocemos a Jordi y Barbara, “2 locos on wheels”, Jordi catalán y Barbara polaca vivían en Irlanda y vendieron todo para viajar por el mundo en bicicleta. Venían desde Ámsterdam e iban a Barcelona para hacer una parada antes de coger un avión desde Valencia a Argentina, donde continuarán su aventura. Nosotros íbamos en la misma dirección, así que después de contarnos un poco de nuestras vidas, nuestros planes y bebernos un vaso de gazpacho, al que le invitamos y se bebieron con mucha ilusión, continuamos circulando juntos.
Volvimos a parar a comprar más comida y nos paramos en la primera playa que nos gustó, ya apretaba el calor y teníamos hambre. Montamos el campamento en la playa, Javi hace 2 kilos de chuletas de cabeza de lomo en la paellera que llevamos, todavía no la habíamos usado en el viaje, fue un buen estreno. (Javi llevaba unos días con antojo de chuletas y esta era la ocasión perfecta, además estaban de oferta, 2kg por 12€). Barbara hace unas ensaladas gourmet buenísimas y Jordi prepara pantumaca, nos dimos un buen homenaje acompañado de una botella de vino tinto al que nos invitaron. Barbara de pronto desapareció, pensábamos que había ido al baño y a los 15 minutos apareció con una bolsa de hielo, una botella de tinto de verano y otra botella de vino para la cena, realmente es una mujer bárbara. Nos bañamos en la playa, el agua estaba muy buena, pero un poco sucia. Estuvimos compartiendo aventuras, experiencias, planes, hablando del equipo que llevábamos para esta vida sobre ruedas… Los 4 estábamos contentos de haber encontrado a alguien con las mismas ideas, dejarlo todo para comenzar una vida nueva, una vida viajando en bicicleta sin un sitio fijo donde vivir y además muy emocionados, estábamos a unos 60km de la frontera con España, ya vemos los Pirineos desde la playa.
Por la noche nos duchamos con nuestras bolsas de ducha, estás son nuevas y todavía no las habíamos probado, hasta ahora siempre habíamos encontrado algún grifo donde ducharnos o alguna ducha en la playa, pero en esta playa tan solo había un puesto de socorristas que por suerte tenían una manguera y nos llenaron las bolsas sin problema. Las bolsas son azules y de 4 litros cada una, antes teníamos una negra de 10 litros que llevábamos en la furgoneta, pero ahora para ir en bici compramos estas más pequeñas, yo tenía mis dudas pero 4 litros por persona es suficiente para una ducha y aunque sea azul el agua estaba calentita, son perfectas.
Cenamos ya de noche con una luz enganchada en la bici, estábamos solos en la playa, nos sorprendidos porque era sábado y estábamos en la playa de un pueblo donde había bastantes casas, por lo que pensamos que quizás vendría gente a hacer botellón, a pasear… Pero cenamos muy tranquilos. Después de cenar Barbara y yo nos dimos un paseo descalzas por la arena y nos fuimos a dormir, dormimos los 4 al aire libre en la playa, sobre los colchones inflables, tapados con una manta y un tarp por encima.
Hizo muy buena noche.
Máximas de 36°.
Salimos a las 08:45 y llegamos a las 21:30.
Nos despertamos con la claridad del día y vemos salir el sol. Barbara no ha dormido muy bien, es la primera vez que duerme al aire libre en la playa y encima se ha mojado un poco y ha pasado algo de frío. La idea de poner el tarp encima de la manta es nuestra, lo hacemos para evitar mojarnos con el relente de la noche y porque una noche que dormimos en la playa, comenzó a llover un poco y el tarp nos protegió de la breve lluvia evitando que se mojase la manta y pensamos que es mejor. Aunque realmente al tener el tarp, la manta se moja un poco por la transpiración, pero nuestra manta absorbe bien la humedad de la transpiración y nosotros no nos mojamos, siempre amanecemos con la ropa seca y la manta se seca enseguida, la ponemos encima de las bicis y mientras nos tomamos el café o recogemos las cosas se seca. Ver la salida del Sol compensa el haberse levantado un poco mojada, es precioso. Nos hacemos unos cafés, comen algo, (nosotros no solemos desayunar si hemos comido bien por la noche, preferimos comer después de haber circulado algunos kilómetros), recogemos y nos ponemos en marcha.
Nosotros tras pasar casi 2 semanas entre Toulouse visitando a la familia y circulando por el canal de Midi, tenemos ganas de playa, atravesar los Pirineos quizás nos lleve dos días, y pensábamos avanzar unos cuantos kilómetros hasta otra playa, pasar el día, madrugar y cruzar la frontera, será un camino duro y mejor evitar el calor. Pero Jordi y Barbara llevan varios meses de viaje y están deseando llegar a Barcelona y reunirse con la familia y amigos, así que nosotros decidimos avanzar hoy también con ellos y aunque ya se nota el calor, nos emocionamos los 4 pensando que hoy dormiremos en España y nos vamos decididos a cruzar los Pirineos. Además es domingo, hay menos tráfico y en Francia no circulan los camiones los domingos hasta la 22:00. Comenzamos circulando por carril bici bastantes kilómetros hasta que empezamos a subir a los Pirineos y vamos por carretera comarcal.
Por el camino, un poco antes de dejar el carril bici que ya empieza a ser empinado, nos separamos de Barbara y Jordi, a ella le da un golpe de calor, hace mucho calor, así que paran a comer en un restaurante y se van a la piscina de un camping a refrescarse. Nosotros seguimos hasta las 12:00 después de subir 235m de desnivel, el asfalto de la carretera comarcal desprende mucho calor, apenas corre el aire, estamos a 36°, exhaustos, subiendo una cuesta muy empinada tirando de las bicis, parando en las pocas sombras que hay para recuperar el aliento y por suerte hay una iglesia antigua con un cementerio enfrente donde paramos en el parking, que es amplio, está sombreado porque tiene muchos árboles y hay una fuente con agua fresca, que alegría nos da, es como encontrar un oasis en el desierto. Nos refrescamos, lavamos la ropa que la llevamos empapada de sudor, comemos sentados en nuestras cómodas sillitas y descansamos mientras leemos y editamos vídeos esperando a que afloje el calor, estamos decididos y cueste lo que cueste hoy dormimos en España. Javi incluso se echa una siesta a la sombra de los árboles, la zona es muy tranquila, cuando íbamos subiendo también pasaban algunos ciclistas con bicis de carrera que nos daban ánimos, pero desde las 13:00 sólo paro una pareja de jóvenes que iban en moto y se pararon donde nosotros a refugiarse del calor. Retomamos la ruta a las 17:50, todavía hace bastante calor pero estamos descansados, fresquitos, con la ropa limpia y sabemos que nos queda el último esfuerzo para llegar a la frontera. Llegamos a la frontera cuesta abajo, vamos frenando para disfrutarlo, qué emoción cuando vemos el primer cartel todavía en suelo francés de España, que por cierto es muy pequeño, está sucio y lleno de pegatinas.
Cruzamos la frontera a las 18:30, a los 42 km de donde partimos esta mañana, y vemos el gran cartel de España ya en suelo español, ¡lo hemos conseguido! Todavía queda un largo camino hasta llegar a Almería, pero ya hemos llegado “desde Suiza a España en bici”, ahora a disfrutar de toda la costa levantina, a descubrir nuevas playas en las que todavía nunca hemos estado. En cuanto llegamos a la Junquera, paramos en un bar a tomarnos unas cervezas, unas croquetas de jamón caseras buenísimas, unas aceitunas partidas y una ensaladilla rusa. Estamos eufóricos, emocionados, orgullosos, satisfechos y muy contentos.
Ya cenados continuamos circulando, queremos avanzar todo lo posible, ahora la temperatura es perfecta y apenas hay tráfico, avanzamos bastante rápido por el arcén que es muy amplio y la carretera es llana. Jordi y Barbara no sabían si iban a continuar o pasar la noche en el camping, así que quedamos en encontrarnos en Barcelona, ellos van directos y nosotros queremos parar en la primera playa que nos guste. Encontramos un pueblecito pequeño y tranquilo donde dormimos al aire libre en un olivar bastante extenso que está a las afueras con olivos muy grandes, nos ponemos debajo de uno de ellos con tan solo las colchonetas, no nos hace falta ni saco, ni manta, ya ha oscurecido y la temperatura es ideal, mínimas de 22°.
Hace 2 años que no veníamos a España, después de casi 12 años viviendo en Suiza decidimos volvernos y volvernos haciendo lo que más nos gusta, ¡viajar en bici! y ¡lo hemos conseguido! Ha sido duro, pero hoy hemos cenado y dormimos en España, al aire libre…
¡Siendo nómadas sobre ruedas!.
Máximas de 34°.
Salimos a las 07:00 y llegamos a las 09:00.
Nos despertamos con la claridad antes de que salga el sol, hemos dormido muy bien bajo el enorme olivo y tras recorrer 1.386km hoy es el primer día que vamos a hacer una ruta con la bici en España, recogemos sin tomarnos ni un café y nos ponemos en marcha, hoy desayunaremos en un bar.
Circulamos por carretera comarcal con poco tráfico y un arcén muy amplio y limpio. Vamos dirección playa, la primera que encontremos y nos guste que no estará muy lejos porque estamos cerca de la costa, pensábamos que estaríamos un par de días alejados de la costa pero como ayer avanzamos bastante, hasta casi el anochecer, hoy no tendremos que pedalear mucho para llegar al mar. Por la carretera hay tramos donde huele bastante mal y es porque hay varias chiqueras, es zona donde crian cerdos. Tras poco más de 20km dejamos la comarcal, vemos los Pirineos atrás a lo lejos y nos dirigimos a la costa hasta que por fin llegamos a un pueblo donde paramos a desayunar, ya tenemos hambre y la playa está a unos 2 kilómetros, así que paramos en un bar con terraza y nos comemos dos buenas tostadas de jamón con tomate y un par de cafés cada uno, ¡que buenas las tostadas con jamón! Disfrutamos escuchando a la gente hablar en la terraza, las bromas, las discusiones, como la gente se saluda…Teníamos muchas ganas de respirar este ambiente. Circulando con la bici al cruzarnos con la gente tardamos en saludar, tenemos que pensarlo, porque nos cuesta decir “buenos días” después de tanto tiempo diciendo Guten Morgen o Bonjour… ¡Pronto nos acostumbraremos!
Nos vamos a la playa, paramos en una que está cerca de algunos campings y donde hay un chiringuito con un acceso con camino de madera que es ideal para poder meter las bicis en la playa. Además hay un puesto donde alquilan kayak, tablas de windsurf, pádel, etc y tienen un grifo donde podemos llenar nuestras bolsas de ducha, los chicos y chicas son muy simpáticos. El camping más cercano está a pocos metros, es muy grande y tiene una tienda, aunque llevamos comida una tienda cerca siempre viene bien, tenemos placa solar para recargar móviles y demás, así que montamos el campamento, nos quedaremos aquí unos días.
Pasamos 3 noches en la playa, es la primera vez que estamos en La Costa Brava y nos encanta. La playa es enorme, con arena blanca, el agua cristalina, calentita, no es profunda, por la mañana amanece el agua calma y a partir de las 13:00/14:00 se empieza a levantar viento no muy fuerte que es ideal para estar fresquitos y hay unas olas muy divertidas. Hay mucha gente, pero la playa es tan grande que hay espacio para poder estar sin tener a nadie encima, hay muy buen ambiente, es gente de vacaciones y está todo muy limpio, tan solo hay colillas, recogemos todas las colillas que vemos. No entendemos como la gente es capaz de dejar la colilla de los cigarros tirada en una arena tan limpia, bueno ni en el campo, la calle, las aceras, en fin… Nos pasamos mucho rato metidos en el agua, está buenísima, salimos con las manos y los pies arrugados y disfrutamos jugando con las olas, hace mucho tiempo que no nos habíamos bañado con tantas olas, realmente esta costa es brava. Yo me he dado muy buenos y largos paseos por la orilla, me encanta. A Javi también, pero alguien tiene que vigilar el campamento, juntos paseamos sin alejarnos demasiado.
Hay muchos pececitos y ninguna medusa, se ven perfectamente porque el agua está limpísima así que nos bañamos muy tranquilos, normalmente cuando el agua está calentita hay medusas, tenemos suerte.
Nos hemos hecho cafelito por las mañanas y nos lo hemos bebido viendo salir el sol, es precioso. Algunas personas vienen del camping a ver el amanecer también. El segundo día Javi hizo unos espaguetis con atún, tomate, ajo y pimienta buenísimos, la primera vez que comemos pasta en la playa. El segundo día hizo un arroz con tomate, ajo y 3 huevos pasados por agua para cada uno, este plato nos encanta. También cenamos pizza una noche, el chiringuito tiene muchas cosas muy buenas y baratas, teníamos ganas de comer pizza sentados en la playa. Las tres noches dormimos al aire libre con nuestras colchonetas y la mantita, la playa se queda tranquila en cuanto anochece, la música del chiringuito es tipo chill out, la temperatura es estupenda y nos encanta acostarnos viendo la luna, las estrellas y escuchando las olas del mar.
¡Cómo hemos disfrutado!
Salimos a las 07:15 y llegamos a las 15:30.
Máximas de 34°. Nos levantamos con la salida del sol, recogemos y partimos dirección a la siguiente playa. Circulamos algunos kilómetros por pista y la gran mayoría por carreteras comarcales que están muy bien, tienen arcén transitable y limpio. Además los coches y los camiones son muy respetuosos, mantienen una gran distancia al adelantarnos y aminoran la marcha, incluso muchos se pasan al otro carril para hacer el adelantamiento, nos sentimos seguros circulando. Los últimos kilómetros hasta la playa vamos por carril bici paralelo a la carretera. Nada más empezar a circular hay niebla, hace bochorno pero vamos fresquitos. En cuanto sale el sol aprieta el calor, se nota el cambio de temperatura desde que hemos cruzado la frontera, aunque salgamos temprano hace calor, pero vamos muy contentos y motivados, y en cuanto llegamos al destino nos vamos de cabeza al agua. A medio camino paramos en un pueblecito, Pals, a tomarnos una cervecita fresca y unas tapas. Los camareros, el jefe e incluso los clientes son muy simpáticos. Echamos un ratito hablando con ellos y el jefe nos felicita por nuestra aventura y nos invita a una cerveza y una Coca Cola, nos despedimos y continuamos la marcha, hace calor y queremos llegar a la playa.
Circulamos por carretera, subimos algunas cuestas no muy empinadas pero largas y cuando vamos cuesta arriba apenas corre el aire y el calor es doble porque el asfalto transmite mucho calor. Por fin llegamos a un pueblecito muy pequeño y muy bonito, tiene unas calas pequeñitas, pero no hay demasiada gente, así que nos quedamos, aparcamos las bicis y nos vamos al agua con las gafas de bucear, hacemos esnórquel por primera vez desde que salimos de Suiza. Hay muchos peces, doblás, sargos, barracudas, pececitos azules, peces de colores, lubinas, lisas… Hay alguna medusa de las grandes que son fáciles de ver por lo que no nos preocupa.
El agua está limpia y a buena temperatura, se ve muy bien y nos tiramos un buen rato metidos en el agua. Cerca hay un baño público donde llenamos nuestras bolsas ducha para ducharnos antes de dormir con agua calentita. Cuando empieza a anochecer me doy una vuelta por un mirador donde las vista son estupendas, y veo una heladería que tiene helado de turrón, es nuestro helado favorito y nos compramos unas tarrinas pequeñas, ¡qué bueno está! Llevábamos más de dos años sin comernos uno, ¡cómo lo disfrutamos comiéndonoslo en la orilla de la playa, contemplando la luna, las estrellas y con el sonido de las olas!
Dormimos al aire libre al lado de unas barquitas, con las colchonetas y la mantita. Aunque hay bastante gente paseando por el pueblo, la playa está muy tranquila y dormimos muy bien.
¡Es un sueño poder dormir al aire libre en la playa!
Máximas de 32°.
Salimos a las 07:30 y llegamos a las 13:30.
Nos levantamos con la salida del sol y nos ponemos en marcha, tenemos que ir andando tirando de las bicis porque las cuestas del pueblo son muy empinadas.
Circulamos por carretera comarcal atravesando algunos pueblos, en uno de ellos encontramos un Mercadona, hacía tiempo que no entrábamos a uno, Javi compra gazpacho, empanada de atún, tortilla de patatas… desayunamos allí mismo y compramos provisiones. Andamos unos cuantos kilómetros más y llegamos a otra playa, circulamos por el paseo marítimo pero lo tenemos que dejar pronto porque está prohibido circular con bici, así que seguimos hasta el pueblo siguiente, un hombre que va en bici nos pregunta que a donde vamos, nos indica el camino y nos acompaña unos metros para que subamos por la cuesta menos empinada, menos mal que la gente cuando ve lo cargados que vamos nos aconsejan, hay personas estupendas.
Cuando llegamos al siguiente pueblo que es bastante grande, encontramos un Decathlon de camino a la playa que nos viene perfecto para comprar algunas cosas y nos vamos directos a la playa, ya aprieta el calor. Nos ponemos al final del paseo marítimo, donde apenas hay gente, hay un muro que nos hace sombra y dónde podemos apoyar las bicis, hay cuarto de baño y tenemos el puerto deportivo al lado. El agua está buenísima, limpia y hay piedras, así que hacemos esnorquel. Hay muchos peces e incluso vemos dos púlpitos, a uno de ellos lo pudimos coger, se me pegó en el brazo y se fue nadando soltando tinta. Comimos, nos bañamos hasta bien tarde, nos duchamos con nuestras bolsas ducha y nos dormimos temprano, la playa estaba tranquila. Dormimos al aire libre, sobre la arena, con las colchonetas hinchables y una manta, ¡que nos gusta dormir en la playa! A la mañana siguiente me desperté con la claridad, la temperatura era estupenda, no había nadie, el agua estaba calma y me bañé, el agua estaba buenísima y vi la salida del sol estando en el agua, es precioso, nunca me he bañado tan temprano en la playa, ¡me encantó!
En cuanto salió el sol Javi se despertó e hizo un café, que bien sienta un café en la playa contemplando cómo va subiendo el sol por el horizonte… Nos dimos un baño después de tomarnos el café y decidimos que nos quedábamos otro día mas, nos gusta esta playa. Por la tarde se nubló y comenzó a chispear, daban lluvia pero al día siguiente, así que pensábamos que pararía. Nos duchamos, recogimos las cosas y nos fuimos al puerto deportivo, a una zona donde había un pequeño techo a pasar la noche, la zona estaba tranquila, llovía muy poquito e incluso paró. Pero sobre las 04:00 llegó una tormenta, con mucho viento y una lluvia fuertísima, el agua empezó a entrarnos por todos lados, el techo era muy pequeño así que nos fuimos a la parte de abajo, donde están los barcos porque había un buen techo y nos dejaron refugiarnos allí, aunque tan sólo andamos unos pocos metros, llegamos chorreando. Nos acostamos con la manta, un tarp en el suelo y otro por encima, pero no fue suficiente, calló muchísima agua. Los trabajadores se portaron genial con nosotros, nos invitaron a café, nos dejaron que colgásemos las cosas que se nos habían mojado, pudimos cambiarnos y ponernos secos, nos dijeron que nos quedásemos el tiempo que haga falta y nos recomendaron algunas playas que visitar. ¡Que gente más amable y encantadora!
Estuvimos allí esperando a que parase la tormenta, que no paró, y sobre las 11:00 de la mañana en cuanto aflojó un poco
nos fuimos a un camping que estaba al lado y por suerte se había quedado una caravana libre, con la tormenta mucha gente se fue del camping. Hacía frío y estuvo todo el día lloviendo y el día siguiente lloviendo y con muchísimo viento. Pasamos de estar en bañador a ponernos pantalón largo y chaqueta. La caravana era muy amplia y cómoda y teníamos suficiente comida, así que aprovechamos para leer, editar y descansar. Por fin, después de dos días de tormenta llegó la calma y salió el sol. Desmontamos todas las alforjas, tendimos todo, limpiamos las bicis y reorganizamos.
También aprovechamos que había un Mercadona cerca y me acerqué a comprar para cocinarnos, Javi hizo unos filetes con champiñones y huevos buenísimos. Cocinó por primera vez con gasolina, hasta ahora solo habíamos usado el gas, nos gustó mucho como funciona nuestro fuego portátil con gasolina. Dejamos todo listo, no paramos en todo el día, para montar las alforjas en las bicis a la mañana siguiente y continuar la marcha.
¡Menudo fin de semana loco!
Máximas de 25°.
Salimos a las 12:30 y llegamos a las 16:30.
Nos despertamos temprano, montamos las bicis, que nos llevó una hora volver a montar todo, desayunamos y nos pusimos de nuevo en marcha en dirección a otra playa. Una playa que toda persona con la que hablamos nos dijo que no podíamos irnos sin verla y sin recorrer el camino que conduce hacia ella, Tossa de Mar.
Hoy todo por carretera comarcal, costeando y con ascenso de hasta 160 metros, ha sido el ascenso más bonito y gratificante que hemos hecho hasta ahora. Una subida dura pero con unas vistas del mar y acantilados preciosas, el azul del cielo, del mar y el verde de los árboles nos recrea la vista, merece la pena el esfuerzo.
Apenas pasan coches, una etapa muy relajante, las piernas van solas, sin parar subiendo las cuestas y la mente disfrutando. De vez en cuando paramos a recuperar el aliento y contemplar el paisaje. Para evitar estas cuestas habíamos pensado ir por el interior, por suerte hicimos caso de las recomendaciones de la gente, le echamos valor y estamos muy contentos de haber circulado por aquí, habría sido una pena perdernos este espectáculo de colores, paisajes y aromas.
Cuando se circula con coche no se puede prestar tanta atención al alrededor, con tantas curvas, carreteras estrechas y los acantilados, pero con la bici se puede disfrutar de cada metro que se avanza, respirar el mar, los pinos, sentir la brisa, maravillarse con tanto color… Ha sido una etapa maravillosa y estamos muy orgullosos de poder realizarla con las bicis llenas de equipaje, sin cansarnos y sin bajarnos de las bicis teniendo que empujarlas.
Cuando llegamos a la playa nos bañamos, el agua estaba excelente y limpia, a pesar de que hay mucha gente, la playa estaba limpísima. Hay baños cerca y llenamos nuestras duchas para quitarnos el agua salada antes de dormir. El pueblo es precioso, de la época medieval, está rodeado por murallas y en el interior hay muchas casas de piedra antigua, calles adoquinadas y aunque hay muchísima gente, hay muy buen ambiente. Desde lo alto de la fortaleza las vistas son espectaculares, se ven las olas romper y además hoy hay luna llena, ¡es mágico! Volvemos a dormir al aire libre en la playa, pero esta vez somos precavidos y nos ponemos debajo del puente del embarcadero de la playa. Que suerte que la playa tenga un puente que llega hasta la orilla. Hay barcos con el suelo transparente que recogen a la gente para ver el fondo del mar. No daban lluvia, pero después de la tormenta que nos calló días atrás fuimos cautos y además el puente nos protege del relente. Dormimos muy a gusto sobre la arena con nuestras colchonetas y una mantita.
Con la fortaleza y la luna de fondo, estamos encantados de poder seguir disfrutando de la playa de día y de noche. Y muy agradecidos a todas las personas que nos recomendaron y animaron a lanzarnos con las bicis a recorrer el camino costero para llegar a este precioso pueblo.
¡Es una suerte cruzarse con gente tan simpática y motivadora!
Máximas de 24°.
Salimos a las 10:00 y llegamos a las 17:30.
Nos levantamos con la salida del sol, el amanecer es precioso, ¡qué colores!, que tranquilidad en la playa, solo se escuchan las olitas rompiendo dulcemente en la orilla, hemos dormido muy bien. Nos vamos a desayunar a un bar que hay cerca y nos dicen que hoy va a llover. Así que nos ponemos en marcha y decidimos que hoy vamos a avanzar todo lo que podamos hasta que encontremos una zona cerca de Barcelona donde poder refugiarnos de la lluvia. Hoy no podremos disfrutar de la playa. Para salir de Tossa de Mar tenemos que subir unas cuestas muy empinadas, la etapa comienza fuerte. Tras los primeros 20km de subidas moderadas cogemos carretera secundaria que es bastante llana, con arcén amplio y transitable y apenas hay tráfico, genial para andar millas. El día esta nublado y vamos fresquitos. Tan solo paramos a beber agua, comer algo ligero de lo que llevamos y avanzamos bastante rápido, dan lluvia sobre las 17:00 y queremos llegar a buen sitio antes de que comience a llover.
Mis alforjas están rotas, a las dos delanteras les entra agua y las traseras las llevo enganchadas con cuerda porque se me rompieron los enganches, así que pedimos por internet 4 alforjas Ortlieb, a muy buen precio, para recogerlas en la tienda Mammoth de Barcelona. Es la mejor alternativa ya que llegaremos pronto a Barcelona y comprarlas en la tienda sale mucho más caro y no tienen todos los modelos.
Paramos en El Masnou que está a unos 18km de Barcelona, es mejor quedarse a las afueras de las grandes ciudades, son las 17:30 y todavía no a empezado a llover. Paramos en un Aldi a comprar zumo fresquito, después de todo el día circulando y bebiendo solo agua a veces apetece algún zumo de naranja, pomelo o gazpacho fresquito. Mientras yo entro a comprar, Javi escribe a unos cuantos Warmshowers que vemos por la zona a ver si podemos dormir en casa de alguno. Es algo justo de tiempo, normalmente avisamos unos días antes, pero no teníamos claro hasta dónde llegaríamos hoy, así que lo intentamos de todas formas.
Encontramos un sitio techado para meternos cuando anochezca, por si no nos contesta nadie, que pensamos es lo más probable. Hace algo de viento y tenemos ganas de cocinar, queremos comer algo consistente porque tenemos mucha hambre, y nos hacemos unos cayos con garbanzos, te pone las pilas y están buenísimos. Nos ponemos en la acera al lado de una autocaravana que está aparcada al lado de un parque en una zona tranquila y nos resguarda del viento. Cocinamos sin problema. Justo cuando terminamos de comer, sentados en nuestras sillas y ya con todo recogido apareció el dueño de la autocaravana, así conocemos a Isaac. Isaac es más o menos de nuestra edad, al principio le chocó ver a dos desconocidos sentados en unas sillas cerca de su autocaravana, pero en cuanto cruzamos unas palabras conectamos. El también es un aventurero y vivió en Suiza unos años. Pasamos unas horas muy agradables e interesantes charlando y compartiendo aventuras tomándonos unas cervezas fresquitas a las que nos invitó. Seguía sin llover y de pronto sonó el teléfono de Javi. Eran las 20:30 y Laura, que acababa de llegar a su casa después de todo el día trabajando, nos llamó habiéndole escrito tan solo 3 horas antes para ofrecernos su casa para pasar la noche… Increíble la suerte que tuvimos de alojarnos en casa de esta maravillosa y simpática mujer.
Isaac cogió una bici que llevaba en la autocaravana y nos acompañó hasta casa de Laura, estaba a unos pocos kilómetros, pero ya estaba oscuro y teníamos que cruzar las vías del tren para circular por el paseo marítimo, así que se ofreció a acompañarnos. Que buena decisión ponernos al lado de su autocaravana y haberlo conocido, una persona simpática, amigable y encantadora. Fuimos circulando por el paseo marítimo, con las olas rompiendo al lado nuestra y la súper luna iluminándonos…¡Cómo disfrutamos de estos momentos!
Además todavía no habíamos circulado al oscurecer, fue un paseo chulísimo y emocionante porque había unos tramos que eran de madera y había que circular con cuidado porque las ruedas se metían entre tabla y tabla y desviaban la rueda delantera. Pero conseguimos llegar sin percances.
Nos despedimos de Isaac y llegamos a casa de Laura que nos estaba esperando en la puerta de su casa con su pequeño Blai. Entramos en su acogedora casa, guardamos una bici en el patio y otra en su despacho, nos duchamos y estuvimos charlando sobre nuestras aventuras, vivencias y planes.
Laura es una gran aventurera, ha viajado a muchos países y ha hecho muchas rutas en bici, incluso con un remolque para niños ya ha estado de ruta en bici con su pequeño Blai, todo un reto. Blai es un pequeño vikingo precioso, muy gracioso y muy listo. Nos vamos a dormir, se nos ha hecho tarde y todos estamos cansados.
¡Una madre luchadora y admirable que junto a su hijo Blai forman un dúo entrañable!
Máximas de 27°.
Salimos a las 09:00 y llegamos a las 10:30.
Circulamos 60km por Barcelona. Hicimos 17km de ida y 17km de vuelta dos días, ahora verás por qué…
Nos levantamos temprano y nos despedimos, Laura se iba a trabajar y nosotros partimos hacia Barcelona. Teníamos pensado pasar unos días de turisteo por Barcelona mientras esperábamos a que lleguen mis alforjas. En Barcelona hay muchos Warmshowers y creímos que seguro encontraríamos alguna casa en la que alojarnos. Laura nos digo que si teníamos cualquier problema o no encontrábamos alojamiento se lo dijéramos, y menos mal, porque le escribimos a unas 70 personas de las cuales sólo contestaron unas 5 diciendo que no se encontraban en casa, las demás ni siquiera contestaron. Nos sorprendió mucho, hacía ya muchas semanas que habíamos estado durmiendo al aire libre y no usábamos Warmshowers, y en Suiza que solíamos escribir a unas 5 personas por noche, a veces 3 nos decían que si. Menos mal que tuvimos la suerte de encontrar a Laura, un amor de persona, que nos trató como una madre preocupándose por nosotros. Pasamos todo el día en Barcelona con las bicis, es una ciudad enorme, muy bonita, cultural y con una infraestructura de carriles bicis estupenda. Pudimos recorrer todos los sitios sin dejar de circular por carril bici. Aunque circulamos con mucho cuidado, ya que también había muchos patinetes circulando por el mismo carril.
Cómo íbamos con las bicis cargadas no pudimos ver muchos sitios, en Barcelona hay muchísima gente por todas partes y la policía nos dijo un par de veces que tuviésemos cuidado con las bicis, que no le quitásemos el ojo de encima porque hay muchos robos. Nos sentamos en La Plaza Cataluña a prepararnos y comernos unos bocadillos, vimos La Boquería, paseamos por La Rambla y contemplamos la majestuosidad de La Sagrada Familia. Cuando empezó a atardecer volvimos a Montgat, a casa de Laura otra vez. Hablamos con ella y nos dejó pasar una noche más, las alforjas por fin llegarían al día siguiente pero por la tarde. Laura no había tenido un buen día, se le habían complicado muchas cosas pero aún y así nos acogió y nos dejó las llaves de su casa, ya que al día siguiente ella no estaría en casa, ni dormiría allí. Estuvimos charlando, nos dijo que dejásemos todo el equipaje en su casa y nos fuésemos tranquilos de turisteo y nos recomendó sitios que debíamos ver.
¡Qué gran mujer, fantástica! Laura, el pequeño Blai y nosotros nos fuimos a la cama después de un día intenso, sobre todo para Laura.
Nos levantamos temprano y Laura y Blai ya se habían ido, desmontamos todas las alforjas de las bicis, las dejamos en casa de Laura y nos fuimos a desayunar. Es la primera vez en este viaje que circulamos con las bicis vacías, es extraño, después de tantos kilómetros uno se hace al peso y nos costaba mantener el manillar derecho, nos hacía mucha gracia, fue divertido, pero en unos pocos kilómetros te haces con el peso de nuevo.
Paramos a desayunar en una cafetería que nos recomendó Laura y Javi se comió 4€ de churros, tenía antojo desde hacía unos días y se desquitó bien… Yo me comí un bocadillo de jamón y nos fuimos a Barcelona. Esta vez estuvimos en el parque Güel, aunque no pudimos visitarlo porque ya no había entradas hay que reservarlas con días de antelación, paseamos por el casco antiguo, que nos encantó, lleno de tiendas muy particulares, por La Rambla y estuvimos tapeando por los bares del centro. Sobre las 17:00 fuimos a la tienda Mammoth a recoger mis alforjas, que bien que llegaron a tiempo, y al atardecer nos volvimos a Montgat. Por pura casualidad, nuestro buen amigo Raul, que vive en Suiza, hacía unas semanas que había ido en coche desde Suiza a Málaga, (el es malagueño y suele viajar a Málaga desde Suiza mínimo una vez al año en coche), volvía de Málaga a Suiza con otro gran amigo, Edu otro boquerón, y justo llegaban a Barcelona esa noche, así que quedamos en Montgat y estuvimos tomando unas cervezas y echando un rato muy agradable, fue un encuentro emotivo, lo pasamos muy bien. Raúl y Edu son amigos de la infancia de Javi y yo los conozco desde hace ya casi 24 años.
¡Fue genial terminar este día en mitad de nuestra aventura con una compañía tan especial!
Máximas de 26°.
Salimos a las 11:00 y llegamos a las 19:00.
Nos levantamos temprano y vamos a tomarnos un café con Raul y Edu para despedirnos, ellos continúan en coche hacia Suiza y nosotros continuamos en bici hacia Almería. Volvimos a casa de Laura, montamos las alforjas en la bici (yo mis alforjas nuevas Ortlieb, menuda diferencia) y partimos después de pasar 3 noches en la acogedora casa de Laura y Blai. Cómo no pudimos despedirnos de Laura porque ella no pasó la noche en casa, tenía muchas cosas que hacer, nos localizó por el camino antes de llegar a Barcelona y se acercó con Blai a despedirse de nosotros, ¡que gran persona! Además nos aconsejó por dónde tirar, dónde parar en caso de emergencia, ya que había previsión de temporal y nos compartió una aplicación donde podíamos ver la meteorología a tiempo real. La Dana venía a España y estaba preocupada por nosotros, se portó como una madre. Nosotros muy pero que muy agradecidos por todo nos despedimos de los dos y le dijimos que la mantendríamos informada, teníamos que continuar la ruta.
Fuimos todo el camino por carril bici, ya saliendo de la gran ciudad de Barcelona, tras 14km desde que salimos de casa de Laura, a Javi se le rompen 5 radios de la rueda de la bici porque un martillo se le salió de donde lo llevaba enganchado y se le metió en los radios de la rueda trasera, parando la bici en seco. Por suerte íbamos despacio y cerca todavía del centro de Barcelona. Tuvimos que volver andando 3,5km hasta un Decathlon donde le cambian la rueda, andando porque la rueda iba rozando por todos lados y Javi no podía ir montado. Costaba empujar la bici frenada y a tope de equipaje, fue cansado y sudó bastante, pero los chicos de Decathlon nos atendieron nada mas llegar y la arreglaron bastante rápido. Que suerte tuvimos, en menos de dos horas ya estábamos de nuevo en ruta con la rueda trasera de la bici de Javi nueva. Con el martillo donde lo llevaba había circulado muchos kilómetros sin ningún percance, pero tras haber desmontado y vuelto a montar las alforjas, (esa misma mañana), no colocó el martillo en la misma posición y un pequeño fallo, puede ocasionar una avería grave e incluso un accidente. Así que guardamos el martillo en una alforja y aprendimos la lección, “no llevar cosas cerca de las ruedas, mejor todo guardado en las alforjas”. Seguimos circulando por carril bici, atravesando barriadas y pueblos, carril bici rojo, amarillo, en el asfalto… Hay una comunicación muy buena de carriles bicis en Cataluña, lo que nos daba seguridad ya que el tiempo no acompañaba, de vez en cuando chispeaba, se nublaba, no sabíamos si en cualquier momento nos iba a caer un chaparrón o solo estaría nublado. Las predicciones del tiempo dan unos porcentajes de posibilidad y nunca se sabe… Así que después del retraso por el cambio de rueda, estuvimos circulando sin parar, no llovía y al estar nublado íbamos muy fresquitos y pedaleando a tope.
Después de una buena subida de curvas, ya por carretera comarcal llegamos a Garraf, un pueblo pequeñito en la playa. Paramos porque el tiempo estaba empeorando, pronto empezaría a anochecer y la carretera era estrecha, de subida y con curvas (las curvas del Garraf), así que decidimos parar en este pueblecito y buscar donde pasar la noche. Andando por el pueblecito encontramos una fuente donde paramos a llenar las botellas de agua y uno de los vecinos que estaban por ahí paseando a sus perros se nos acercó a preguntarnos que de donde veníamos, a donde íbamos y así tuvimos la suerte de conocer a Miguel. Miguel que estaba paseando con Coa y Happy después de hablar un rato con nosotros, viendo que en este pueblo tan pequeño no había donde hospedarnos y el temporal que nos acechaba, nos llevó al puerto deportivo donde nos enseñó y ofreció su velero, su bonito velero, para pasar la noche. Dormir en un velero de madera tan bonito ofrecido por una persona tan fantástica en medio de un temporal es algo increíble, como que te toque la lotería.
Paramos en el sitio idóneo, en el momento adecuado y se nos cruzó un ángel de la guarda, ¡hay gente maravillosa! Su mujer Carolina, encantadora, se acercó al puerto a conocernos y Darío, el hijo pequeño, trajo las llaves de su pañol para que guardásemos las bicicletas. Hacía mucho viento, cada vez más fuerte y teníamos la sensación de que en cualquier momento comenzaría a llover. Así que cogimos algunas cosas de las alforjas, guardamos las bicis y nos fuimos con Miguel a su velero. Nos ayudó a subir, nos los abrió, nos lo enseñó y nos explicó cómo funcionaban los grifos, las luces, como se abrían y cerraban las escotillas y la puerta y nos enseñó la nevera, en la que incluso tenía cerveza fresca y algo de comida que también nos ofreció. Nos quedamos maravillados, un velero chulísimo, de madera, muy bien cuidado y amplio, una experiencia genial y nos resultó muy interesante el funcionamiento de todo.
Miguel nos dijo que el temporal duraría unos días, que podíamos quedarnos hasta que el tiempo mejorase. Nos dio las llaves del pañol por si necesitábamos coger algo de las bicicletas, nos dimos las buenas noches y se fue. Le escribimos a Laura para contarle donde íbamos a pasar la noche y se quedara tranquila, estábamos a salvo. Cenamos una empanada que llevábamos y nos acostamos. ¡Vaya forma más emocionante y feliz de terminar el día!
Nos despertamos bien descansados, hemos dormido muy bien.
Dormir en un velero amarrado en el puerto es como dormir en una cuna, aunque con algo de ruido por el viento y el estirar de las cuerdas. Nos levantamos y nos tomamos un café en la cubierta, aunque hace viento la temperatura es buena y el propio velero nos protege del viento. Nos fuimos al pañol donde guardamos las bicis para reparar una cosa de la bici de Javi que iba haciendo ruido tras el cambio de rueda del día anterior. Mientras Javi arreglaba la bici yo estuve editando vídeos y al rato llegó Miguel con sus perros, Coa y Happy, a ver qué tal habíamos pasado la noche y a invitarnos a comer en su casa con su familia. Después llegó Darío con su primo, los dos en bici, y Javi les arregló y explicó algunas cosas de las bicis. Cuando terminamos con las bicis, nos fuimos a casa de Miguel y Carolina, nos presentaron a su otro hijo León, que es altísimo, juega al baloncesto. Una familia fantástica, simpática y entrañable que nos acogió como si fuésemos de su propia familia.
Miguel nos enseñó la casa, una casa peculiar y muy bonita, nos contó algunas de las aventuras de su vida, ha viajado por todo el mundo, y nos mostró algunos de sus hobbies, una persona muy interesante. Luego llegaron los abuelos, los padres de Carolina, una pareja de argentinos muy afectuosa y graciosa que estaban de vacaciones visitando a los suyos. Lo pasamos muy bien, Miguel hizo una comida riquísima y estuvimos conversando bastante rato compartiendo experiencias, aventuras y vivencias, fue muy ameno, son unos anfitriones sensacionales. Carolina se fue a llevar a los chicos a ver jugar al primo un partido de balonmano, nosotros nos despedimos de los abuelos y nos fuimos con Miguel a pasear con Coa y Happy. Nos dijo que como nos teníamos que esperar a que pasara el temporal, él y Carolina trabajaban al día siguiente y en Garraf no hay mucho que hacer, nos explicó cómo coger el tren que nos llevaría a Sitges, estaba a tan sólo una parada desde Garraf y que podíamos aprovechar para verlo ya que estábamos aquí, nos pareció muy buena idea y eso decidimos hacer. Nos despedimos de Miguel y nos fuimos al velero, ya estaba atardeciendo y todavía hacia buena temperatura así que aprovechamos para ducharnos, ya que para ducharnos teníamos que hacerlo en la cubierta y hacia mucho viento, lo cual era perfecto porque no había nadie por el puerto y aprovechamos la ocasión. Nos encanta ducharnos al aire libre, el agua estaba a temperatura ambiente pero no hacía frío y el propio velero nos resguardaba del viento. El sistema del lavabo, el retrete, el fregadero y la ducha es genial, fácil y práctico. Es un privilegio poder aprender este tipo de cosas, nos fascina y estamos muy agradecidos.
Antes de acostarnos comimos algo ligero.
Esa noche el viento sopló con mucha más fuerza, se escuchaban las cuerdas que amarraban el velero crujir muy fuerte al estirarse y el roce de las boyas de defensa entre un velero y otro. Yo me desperté muchas veces por el ruido, aunque sabía que estaba a salvo y las cuerdas no se romperían, no pude evitar despertarme cada vez que se escuchaban los crujidos. Nos despertamos temprano y nos tomamos un café en la cubierta, a mi me sentó genial el aire fresco, estaba algo cansada y un poco mareada por no poder dormir del tirón. Nos fuimos a coger el tren y llegamos a Sitges, un pueblo muy bonito, antiguo y a la vez moderno con unas calles y casas preciosas. Había muy buen ambiente, las calles con gente pero no aglomerada. Estuvimos paseando por el paseo marítimo y el mar estaba revuelto, las olas venían con fuerza, incluso había zonas peatonales con el paso cortado porque la fuerza de las olas al impactar en los altos muros salpicaban y estaba todo mojadohabía peligro de resbalarse e incluso ser narrastrado por el agua. Aunque ya el viento había amainado el mar estaba embravecido. Comimos muy bien, nos dimos un buen paseo y volvimos por la tarde al velero, yo estaba muy cansada y me acosté a echar una siesta mientras Javi leía. Al anochecer me desperté,
¡que bien sienta una buena siesta cuando estás cansada! Aunque yo no suelo dormir la siesta, pero en el velero ya casi sin viento se duerme como un bebé en una cunita. Justo en el velero de al lado había viviendo un matrimonio que llevaba 8 años viviendo en el velero amarrado en el puerto y viajando con el, se nos presentaron y charlamos sobre nuestro viaje en bici y su forma de vida, ellos vendieron todo para vivir en el velero. Hay muchas formas diferentes e interesantes de vivir. Luego vinieron Miguel y Darío a llenar los depósitos de agua del velero, ya que por la mañana nos dimos cuenta de que salía poca agua por el fregadero y se lo dijimos a Miguel. Ellos habían estado un mes navegando por el Delta del Ebro y regresaron de su aventura unos días antes de que apareciéramos nosotros, otra casualidad, porque tenían el velero a punto para que nos pudiéramos quedar. Estuvimos charlando un rato, nos despedimos de Darío y quedamos con Miguel a la mañana siguiente para despedirnos, ya que el temporal después de 3 noches había pasado y nosotros continuaríamos nuestra ruta.
¡Qué afortunados hemos sido al conocer a una familia tan especial y generosa, ser acogidos para resguardarnos de un temporal y poder experimentar el vivir en un velero amarrado en el puerto!